Cuba,
Venezuela y Estados Unidos como los protagonistas de una cumbre histórica. El rol de Raúl Castro y la interpelación de Evo Morales a Obama
Por Fernanda Díaz
Bajo el lema
central de “prosperidad con equidad” finalizó en Panamá la VII Cumbre de las Américas, considerada una
reunión histórica por ser la primera vez que asistió Cuba, alcanzando la
participación de la totalidad de los países del continente.
Al mismo tiempo,
la Cumbre puso en evidencia el giro geopolítico para el hemisferio que plantea la administración del presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, por la
pérdida de poder e influencia en la
región, a raíz del aumento de los
espacios de integración que no se encuentran bajo la órbita norteamericana
y por el incremento de la presencia
china.
En ese marco, la
administración Obama supo identificar las principales preocupaciones de los
Estados asistentes, en especial de Centroamérica y el Caribe, al ofrecer un
paquete de ayuda por más de mil millones de dólares para el fortalecimiento de
la seguridad ciudadana y plantearse como un socio competitivo en materia
energética, junto con el cambio de
aceptar el reclamo de Latinoamérica para la apertura al diálogo diplomático con
Cuba.
"Los
Estados Unidos miran hacia el futuro, no queremos estar atrapados en
ideologías, al menos yo no lo estoy" afirmó Obama al referirse al cambio
de rumbo de su política exterior hacia el gobierno cubano.
La primera reunión bilateral tras cincuenta años
entre el presidente Obama y su par de Cuba, Raúl Castro, en el contexto de la
Cumbre apuntó a profundizar el inicio del desbloqueo norteamericano sobre la
isla, sin embargo, la decisión de Obama de encontrarse con representantes de la
disidencia cubana demuestran que el
levantamiento del bloqueo político y económico no se avizora en el corto plazo.
Por su parte, Raúl
Castro demostró un pragmatismo sin precedentes en la diplomacia de la isla, a
través de un discurso en el que elogió al presidente norteamericano al tildarlo
como “un hombre honesto”, así como valoró su “valiente decisión” de enfrentarse
al Congreso de Estados Unidos, a fin de establecer relaciones de deshielo con
su país y pidió el retiro de Cuba de la lista negra de terrorismo.
No obstante, Castro salió en defensa de su
aliado estratégico al asegurar que “Venezuela no es ni puede ser una amenaza a
la seguridad de una superpotencia como lo es EE.UU.", de igual modo pidió
que la orden ejecutiva contra Venezuela fuera derogada de inmediato.
La reapertura al
diálogo con Cuba también puede leerse como una estrategia, donde el Departamento de Estado de Estados
Unidos busca maniobrar alternativas para
liberar las tensiones en la región, producto de su decisión de nombrar por
decreto a Venezuela como una amenaza a
la seguridad nacional el 9 de marzo pasado.
En ese sentido,
el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, buscó entregar a su par norteamericano
un documento con más de 10 millones de
firmas, recolectados alrededor de todo el mundo, que exigen la derogación del
Decreto Ejecutivo de la Administración Obama con el título de #ObamaDerogaEl DecretoYa.
Uno de los
principales logros de la Cumbre es que se pudo poner en debate las acciones
llevadas a cabo por la administración Obama en contra de Venezuela, la cual no
estaba contemplada dentro de la agenda oficial, en una muestra de mancomunión y
cooperación latinoamericana, 33 de los 35 Estados participantes rechazaron la
medida (a excepción del mismo EEUU y Canadá) y exhortaron a su anulación:
“¿De que democracia nos vienen a hablar si
convierten a Venezuela en amenaza?” reflexionó Evo Morales, en la misma perspectiva, Cristina Fernández de
Kirchner aseguró que “resulta
inverosímil casi rayado en lo ridículo considerarnos a cualquiera de nosotros
una amenaza”, mientras que el presidente Rafael Correa denunció que la medida “
viola flagrantemente el derecho internacional y particularmente el literal E
del artículo 3 de la carta de la OEA (…) Nuestros pueblos nunca más aceptarán
la injerencia, la tutela ni la intervención”.
En el mismo tono
Dilma Rousseff apeló al diálogo: “El buen momento de las relaciones
hemisféricas ya no admiten las medidas unilaterales de aislamiento. Siempre son
contraproducentes e ineficaces. Por ello, rechazamos las sanciones contra
Venezuela. El cuadro lo que pide es el acercamiento y el diálogo entre las
partes”.
Por su parte, Obama
reconoció el jueves en una entrevista a
la agencia EFE que Venezuela no es una
amenaza para los Estados Unidos, sin embargo, precisó que sí existen “responsables de
perseguir a los adversarios políticos, restringir la libertad de prensa, usar
la violencia y de detenciones y arrestos arbitrarios” es por ello que el decreto
sigue vigente y sus consecuencias, con la penalización a siete oficiales de
seguridad y justicia pertenecientes al gobierno de Maduro, a través de la
congelación de sus activos por aducir que sus acciones erosionaban los derechos
humanos en el país caribeño.
Bajo este
panorama, la VII Cumbre de las Américas fue todo menos una reunión protocolar,
aunque no se llegó a incluir el rechazo formal al decreto en la declaración
oficial, la postura de los países latinoamericanos fue contundente, la
presencia de Cuba histórica y la posición de Estados Unidos con un nuevo relacionamiento
para el hemisferio quedó fuera de lugar para la retórica.
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