Desde
marzo la clase obrera francesa se encuentra resistiendo, a través de huelgas y
diversas medidas de fuerza, el intento de reforma laboral que pretende llevar a
cabo el gobierno del socialista François Hollande. En los países centrales los
conflictos obreros tienen lugar y no es el parnaso que los medios hegemónicos
de comunicación pretenden demostrar.
Caricatura de diario Lemòn. "Una vez más funciona"
Por Federico Pazos
La Ley El Khomri (tal como se la conoce,
debido al apellido de la Ministra de Trabajo Francesa) implica una serie de
medidas que tienden a favorecer a los empleadores: abaratar mano de obra (lo
que implica necesariamente baja de salarios); menor monto de indemnizaciones
por despidos; y primacía de los acuerdos hechos entre las empresas por sobre
los acuerdos sectoriales, realizados en conjunto con los sindicatos y
organizaciones de trabajadores.
En vistas de la gran presión popular y de la
creciente organización del movimiento obrero francés, el gobierno acudió a un
artilugio legal poco convencional para poner en práctica la reforma, valiéndose
del artículo 49.2 de la Constitución Nacional que permite que una ley sea
aprobada sin contar con el aval del parlamento. El gobierno de Hollande saltea
de este modo el paso parlamentario a sabiendas de que allí el polémico proyecto
no será aprobado.
Los sindicatos, por su parte, saben que la
reforma cuenta con grandes posibilidades de ser implementada. Por lo tanto,
mediante sus estrategias de presión y reclamos buscan al menos que la reforma
sea, valga la redundancia, reformada, con posibilidades de reducir aquellos
artículos que mayormente perjudiquen a la clase proletaria. Lo más cerca que se
llegó de obtener este tipo de cambios, fueron unas declaraciones de Manuel
Valls, Primer Ministro del gobierno, que admitió que algunos “cambios” pueden
llegar a realizarse. Sin embargo, el primer mandatario sostuvo que con la
reforma hay que ir “hasta el final”.
A todo esto, las miras electorales empiezan a copar el
panorama político francés tiñendo con su influjo todas las decisiones de la
clase dirigente. Es que hay quienes afirman que claramente en esa dirección se
ubica la reciente renuncia del hasta ahora Ministro de Economía Emmanuel
Macron, de ascendente visibilidad en el gobierno, para formar “¡En marcha!”
movimiento que pretende disputar en las próximas elecciones. En el mismo
esquema se puede situar la baja de tarifas implementada por decreto. Es el caso
de un gobierno liberal que empieza a dar señales dignas de otro tipo de
economías a nada menos que ocho meses para las presidenciales
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