Para
el analista Juan Carlos Molinas Cáceres, “existe indignación acumulada por una
serie de hechos de corrupción, sobre endeudamiento, abandono total del
presupuesto para educación, salud y otros rubros”
"Una extensa y genocida dictadura militar; una clase política altamente desprestigiada; los intereses de corporaciones y transnacionales incidiendo en lo público; la ausencia de derechos sociales permanentes, son matices comunes en Latinoamérica"
Por Boris González López
Una
vez más la realidad política y social de Latinoamérica parece a punto de
estallar. Un contexto acalorado que es avivado por los afilados discursos de
demócratas de toda estirpe, que sin vergüenza rasgan vestiduras, entregando
recetas, fórmulas y juicios para una mejor democracia, olvidando el prontuario
de sus partidos y bloques, y, especialmente, carentes de una autocrítica seria
que intente, a lo menos, explicar las condiciones reales de vida que millones
de latinoamericanos sufren desde el río grande hasta la zona más austral de
nuestro país.
El
caso de Paraguay tiene similitudes con historias ya incorporadas a nuestro ADN.
Una extensa y genocida dictadura militar; una clase política altamente
desprestigiada; los intereses de corporaciones y transnacionales incidiendo en
lo público; la ausencia de derechos sociales permanentes; las represiones a las
movilizaciones sociales; las víctimas, los muertos. Si fuese esta una pregunta
con alternativas todos los países latinoamericanos debiesen estar reseñados.
También la alternativa de todas las anteriores.
Desde
Ciudad del Este, Paraguay, ubicada en la zona conocida como la triple frontera,
el abogado, Juan Carlos Molinas Cáceres, se aleja de la opinología mediática
que ha dominado los análisis políticos de los últimos días, para explicar lo
que viven en carne propia millones de sus compatriotas. El también Director de
Extensión Universitaria de la facultad de Derecho de la Universidad Nacional
del Este es enfático cuando va a la raíz del problema “la democracia en 30 años
no se ha podido fortalecer nunca”.
¿Cuáles
son las causas que provocaron esta situación que vivieron y cómo hizo
despertar, una vez más, al pueblo paraguayo?
“La Constitución Nacional
vigente desde el año 1992 prohíbe la reelección del presidente de la República , el
vicepresidente y de los gobernadores departamentales, notando que en ese
entonces, el Paraguay acababa de salir de una de las dictaduras más largas del
último siglo, por lo que, naturalmente, el miedo de un mandatario único por
tiempo indefinido, nuevamente, atormentaba a los constituyentes”.
¿Hubo
algún esfuerzo de las cúpulas políticas por modificar la Constitución y
facilitar la prolongación de las mismas elites en el ejercicio del poder?
“Para
la modificación de la
Constitución se establece, entonces, como mecanismo de
modificación de la ley suprema, la
Enmienda y la
Reforma. La primera se realiza mediante pedido popular (300
mil firmas) o través de la solicitud de mayorías en el Senado. Pero, señala
además que, las cuestiones electorales o de duración de mandato, solo se pueden
realizar vía reforma. Para ésta, se necesita convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente, que por su magnitud precisa de cuando menos un año de tiempo
hasta tener la nueva constitución lista, situación que ha motivado todo tipo de
estrategias para forzar vía enmienda la modificación de lo expresamente
prohibido.
Si
bien los últimos 3 presidentes, al filo de culminar el mandato, han flirteado
con la posibilidad de la reelección, nunca antes fue como el actual. Han
forzado tanto la interpretación y modificación del texto constitucional,
valiéndose de una alianza coyuntural con el ex Mandatario Fernando Lugo, actual
senador por el Partido Frente Guasú, quien sigue con las mismas pretensiones
reeleccionistas.
Ya
a mediados del año pasado, seguidores del presidente Cartes, han juntado cerca
de 300 mil firmas, pero se han encontrado más de 2.000 correspondientes a
personas fallecidas, entre otras irregularidades, archivando el Senado dicho
proyecto”.
¿Cómo
ha impactado este hecho en la sociedad paraguaya?
“Ha
tenido tanto reproche mediático y ciudadano que el Presidente tuvo que
hacer, el 25 de agosto de 2015, un
pronunciamiento, reconociendo que la enmienda no es la vía adecuada. Sin
embargo, apenas se inicia el periodo legislativo, 25, de un total de 45
senadores, entre oficialistas y luguistas, solicitaron la modificación del
reglamento interno de la cámara ya que no puede volver a tratarse un tema
archivado antes de haber trascurrido un año.
El
presidente del Senado, perteneciente al sector no oficialista, no hace lugar al
pedido de estudio. Al ser mayoría habilitan una sesión paralela en la que
tratan la modificación del reglamento, aprobando se inicie el procedimiento
para la enmienda derivando a la cámara de Diputados, donde el oficialismo tiene
mayoría propia.
Entonces…
“Todo
eso causó la indignación de la ciudadanía, que en forma casi espontánea se ha
volcado a las plazas del congreso a expresar su descontento, y evitar que al
día siguiente –el sábado 1 de abril- sesionara la cámara de Diputados,
suspendida después de que los manifestantes tomaran el Palacio del Congreso e
incendiaran parcialmente sus instalaciones. Así como en la Capital Asunción ,
en todo el país los paraguayos han tomado las calles y plazas.
En
Ciudad del Este, zona de triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay,
los manifestantes han cerrado el puente de paso internacional por más de 6
horas. Mientras tanto en Asunción, fuerzas policiales en carácter totalmente
represor, ingresaron a la sede central del partido de oposición más importante,
el Liberal Radical Auténtico, PLRA, en la que se encontraban reunidos jóvenes
de todo el país, para organizarse para las marchas y protestas de los días
siguientes, asesinando a sangre fría a uno de ellos, sin motivo aparente más
que el estar presente en dicha reunión, así como detienen y golpean a mas de
200 manifestantes en las calles y plazas de la capital”.
¿Cuál es la sensación que tiene el pueblo
paraguayo respecto de su clase política?
“Hay
mucha indignación acumulada por una serie de hechos de corrupción, sobre
endeudamiento, abandono total del presupuesto para educación, salud y otros,
aplicando a raja tablas lo impuesto por el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y otros grandes intereses trasnacionales, por lo que cada vez se
siente menos representada por los actores y partidos políticos tradicionales”.
Esta
situación ocurre cuando la comunidad internacional debate en torno al conflicto
venezolano ¿Qué percepción tienes respecto a la cobertura internacional que ha
tenido el conflicto que ustedes vivieron
hace algunos días?
“Los
medios europeos se han hecho más eco que los latinoamericanos de la situación
en que vive el Paraguay, salvo de manera muy esporádica, acaparando mayor
atención el conflicto del hermano pueblo venezolano, que no está demás decir,
tiene su lucha otro contexto”.
En
general, los pueblos latinoamericanos desconocemos bastante la realidad que
viven los pueblos de norte a sur del continente ¿Cómo ha sido la relación que
ustedes han sostenido con una idea de democracia bastante raptada por el poder
económico? ¿Están pensando en esta realidad en sus universidades?
“Vale
decir que la democracia en 30 años no se ha podido fortalecer nunca. Primero,
porque los grandes empresarios que se han enriquecido en tiempos de la dictadura,
han seguido haciéndolo en estos tiempos, sin ningún tipo de control,
acomodándose a los mandatarios de turno, por lo que el agro negocio exportador
se ha fortalecido, a pesar de la industria nacional que no ha tenido el apoyo
adecuado. La energía eléctrica en abundancia es producida por 2 grandes
represas, prácticamente no disponemos de ellas, por lo que existe un poder
totalmente cooptado por el económico.
En
las universidades se viene hablando de ello, pero todavía de manera muy
aislada. Pero vale decir que mediante la extensión universitaria crítica en
desarrollo, pone en tensión esta problemática y genera el debate sobre otros
modelos posibles”.
¿Qué
esperas que se saque al limpio de esta situación que vivieron?
“Hay
varias lecturas. Primero, el hastío de la ciudadanía tan vapuleada diariamente
por los actores políticos. Segundo, los jóvenes se sienten más protagonistas y
de vuelta, capaces de forzar un cambio para mejorar la calidad de vida, pues
son ellos en su mayoría quienes han salido a las calles. Tercero, los actores
políticos empezarán a ser menos grotescos en sus actuaciones, al sentirse
controlados por el pueblo que ya no quiere seguir así”.
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