Crónica de un estudiante de periodismo
de la UNDAV sobre relatos, historias y realidades de las y los guerrilleros de
las FARC EP en Colombia.
El informe audiovisual de la investigación
Por Martín Julián Ravazzano
Cuando
uno se informa por los medios hegemónicos percibe una demonización del
conflicto colombiano, yo me permití dudar y hacer mi propia experiencia de qué
era lo que sucedía en el país caribeño, su conflicto interno, saber si un
guerrillero o guerrillera era el monstruo terrorista y asesino o había otras
historias no contadas detrás de la figura de las Farc-Ep.
Colombia
vive un conflicto armado desde hace más de 52 años que dejó un saldo de 6,9
millones de desplazados por el conflicto armado y más de 10.000 presos
políticos, según la Red Internacional de Solidaridad con las Prisioneras y Prisioneros
políticos. Ahora las preguntas que guiaron el viaje al interior de las Far-Ep
fueron: ¿Por qué un campesino o un estudiante o un profesional, incluso una
trabajadora social francesa se calza un fusil y sale a pelear una guerra contra
el Estado colombiano?, ¿Cómo llega un
persona a semejante decisión donde le va la vida?¿son terroristas desalmados
que matan por placer y sin sentimientos?.
Luego
de horas de avioneta y lancha por las selvas del departamento del choco,
ubicada a 200 km de Medellín en el pacífico colombiano, uno de los lugares más
abandonados por el gobierno, se llega al campamento del frente 57 de las FARC EP. Tenía frente a mí a un comandante de la
guerrilla más antigua del continente, Pablo Atrato, un afrodescendiente que
lleva más de 40 años en la lucha revolucionaria y 20 en esta organización,
ofrece un rico almuerzo y me comenta que a pocos kilómetros hay grupos paramilitares tratando
de apoderarse de territorios que su organización las FARC EP están dejando, ya
que en los próximos meses se transforman en organización política legal.
De
ese primer campamento, humilde y acogedor, rodeado de plantas de plátano y
cacao me trasladé a unos kilómetros más donde iba a permanecer unos cuantos días
para poder entrevistar a los guerrilleros y guerrilleras y a sus comandantes,
cuando llegue había unos 100 guerrilleros en total, me recibió el comandante
Olmedo, miembro del estado mayor central de las FARC EP, que amablemente desde
un principio se puso a disposición para hablar
de todo y permitir filmar todo lo que quisiera, la cocina del
campamento, sus salones de charlas, sus habitaciones, su estadio de fútbol
bautizado por ellos como “el maracaná”.
Este
campamento al igual que el otro estaba lleno de plantas de plátano y borojo,
frutos propios de la región, tenía caminos internos que conectaban todos los cambuches
(construcciones de madera prolijamente cortadas , con techo , camas , repisas y todo lo necesario
para vivir medianamente bien ), allí fue donde se conoce a gente maravillosa,
campesinos desplazados por la violencia paramilitar, que no son terroristas, son
mujeres que cumplen las mismas funciones que sus camaradas y a la vez sueñan
con ser madres de niños y niñas que nazcan en un país distinto y sin violencia,
jóvenes que quieren estudiar, en fin personas de carne y hueso que desean dejar
de huir a los bombardeos para poder hacer política sin que los maten por el
solo hecho de ser comunistas.
Relatos
como el de Cristina, a quién le mataron sus tíos porque ella se sumó a las FARC-
EP o el de David que huyó a la selva para sobrevivir con su familia, o el caso
de Robert que tuvo que arriesgar su vida para salvar a su hermanito de los
paramilitares en zona rural de la región y que siempre ha permanecido en el
campo y en las selvas desconociendo “las grandes luces de la ciudad”, este comenta que jamás vio un auto o un colectivo, toda su vida se manejó en lanchas
y en caballos, por lo que teme, no saber cómo afrontar los tiempos que se
vienen.
Son
relatos que se repiten frecuentemente
porque el choco es una de las zonas donde hace fuerte presencia el
paramilitarismo (creación de los oligarcas y narcotraficantes para robarle
tierras a los campesinos), Colombia es uno de los países donde más
sindicalistas son asesinados y en donde,
según el Movimiento Político y Social Marcha Patriótica en su página web,
denuncia que en los últimos cinco meses se han producido 419 violaciones a los
derechos humanos , haciendo foco en lo líderes y lideresas sociales.
El
material de la investigación sale a la luz a través de Barricada TV, canal de televisión
alternativo, popular y comunitario compuesto por compañeros y compañeras que además
de ser periodistas son militantes populares y por lo tanto preocupados por las
luchas emancipadoras y revolucionarias de nuestro país y de toda “nuestra América”.
Colombia necesita una paz urgente, las FARC-EP
han dado pasos en ese sentido, hoy día están en la etapa quizás más compleja
que es la de la implementación de los acuerdos de paz y en ese sentido el
gobierno no ha dado muestra de compromiso real, ya que por un lado niega la existencia del
paramilitarismo y por otro lado no cumple con el adecuamiento de las zonas
veredales transitorias de normalización, así lo afirman en las entrevistas el
comandante Pablo Atrato y Nataly Mistral guerrillera de nacionalidad francesa.
Los
diálogos de paz y acuerdos entre el
gobierno y las FARC EP, se empezaron a construir a finales del año 2012 en la
Habana, Cuba, con países garantes como Noruega, Venezuela y Chile, en donde las
partes se comprometían a construir una paz estable y duradera basada en varios
puntos, pero para la implementación debían construirse las zonas veredales transitorias
de normalización, donde las FARC-EP harían la “dejación” de armas.
El
pasado 31 de enero más de 6500 insurgentes se trasladaron a dichas zonas
encontrando que no existen las
condiciones mínimas para que los y las guerrilleras puedan vivir los 180
días programados por el acuerdo de paz, la situación es compleja ya que hay guerrilleras
embarazadas o con niños recién nacidos sin agua potable ni condiciones de
salubridad.
Una
semana en el campamento del frente 57 de las FARC EP, permitió conocer historias y realidades de personas que
no tuvieron otra opción que agarrar un fusil para poder sobrevivir y ahora ver
si después de 52 años de lucha armada las nuevas generaciones pueden nacer en
una Colombia distinta y en paz.
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