COEMU
Digital dialogó con Marcelo Simón, Director de FM Folklórica, sobre su extensa
trayectoria, desde su Córdoba natal hasta la actualidad. Su experiencia en Clarín, el debate sobre periodismo militante o profesional y el rol de la cultura.
Por Matías Ezequiel
Bouchet y Roberto María Bouchet
En un mediodía de tránsito accidentado
y conflictivo, de cortes y piquetes, la radio y su mística no se dejan
influenciar por el caos exterior. Sentado frente a su micrófono, recostado
sobre su sillón, en jeans, zapatos marrones y polera, está Marcelo Simón.
Son las 13 y hace una hora que disfruta
de su programa en Radio Nacional La Folklórica, en el 98,7 del dial de las FM. En
la cabecera de su mesa de grabación, con sus lentes caídos, habla al aire con
la tranquilidad y serenidad que solo le puede dar su larga trayectoria, y un
vaso de tinto.
Con su reloj pulsera en el bolsillo y
sin auriculares, porque como le dijo el Mono Villegas en alguna oportunidad,
los auriculares son “teléfonos para sordos”, a Marcelo Simón, como a sus
oyentes, le gusta escuchar su voz cuando habla.
Es la hora del cierre de su programa. Alberto
Cortéz canta Para ser un pequeño burgués. La luz roja del Estudio se apaga pero se enciende
la del grabador. Es hora de escuchar a otro Marcelo Simón, al
entrevistado.
La Fm Folklórica y su estética personal
La Folklórica “es una radio temática
con algunas particularidades”, donde “la información tiene el mismo valor que
para otra radio, solo que tiene alguna diferencia formal, alguna estética
propia”, explicó.
Luego señaló que “las cortinas
musicales son folklóricas, las de los informativos”, y agregó que “en los
horarios convencionalmente principales aparece un payador diciendo las noticias,
tratando de buscar la complicidad del oyente, que se da cuenta de que es un
recurso estético, porque se supone, algunos dicen que los payadores fueron altritempi transmisores de noticias. Así
que la información es la misma que para cualquier medio, solo que acá es una
radio temática musical”.
Respecto a las noticias “Contadas y
cantadas”, a cargo del payador uruguayo José Curbelo, comentó que es una idea
que se le ocurrió “esperando la complicidad del oyente, que entienda el chiste.
En vez de un locutor que lee lo que redactó el informativo, pedirle al payador
que lo haga. Tratamos que no sean cosas demasiado escabrosas, noticias
convencionales”. Así, dijo: “lo hablé
con Curbelo que es muy inteligente y él lo aceptó. Al principio las decía,
después le pusimos guitarra, y terminó siendo así”, aclarando que “el payador
está al aire, ahí mismo”.
Simón recordó que, allá por el 2003,
cuando asumió como Director de La Folklórica se propuso como objetivo “que
acepten que es una radio que tiene que dedicarse al folklore”. Comentó, casi con incredulidad: “Es gracioso,
porque algunas personas aún hoy piensan que este género no tiene que existir, y
la verdad que es raro porque creo que es el único país del mundo que tiene un
género musical que se llama folklórico”.
Así, expresó que para hacer los
cambios que se propuso en La Folklórica “nos sentamos, hicimos reuniones de
producto, de producción, que nunca se habían hecho”.
"Empecé a trabajar a los 16 años"
El entrevistado tiene diez estatuillas
Martín Fierro en su haber, dos Konex, muchísimos Cosquín y su paso por todos los
canales de televisión de aire. “Yo quería escribir, y buscaba donde. Tenía
16 años y por casualidad un amigo de la
familia me conectó con una radio, donde empecé a trabajar como un favor que se
hacía para que el nene labure. Ahí empecé a hacer programas de música clásica y
francesa, escribí radioteatro.”
“Me vine a vivir a Buenos Aires a los
26 años con lo que me dio una obra de radioteatro, en la prehistoria, que
anduvo muy bien”, contó, y agregó: “Con lo que me pagaba Argentores pude vivir
algunos meses en Buenos Aires. Era una radio que se llama LV2 y en la época que
yo entré se llamaba La Voz de la Libertad, porque así le pusieron en el golpe
del 55.”
Hizo su característica pausa, y
continuó: “Vine con un contrato para hacer programas como libretista en Canal 7,
y en algunas radios. Contratos que al cabo de un tiempo cayeron, como es
clásico en nuestro medio, pero ya estaba acá”. Sigue con su relato, y señala
que “después me volví a Córdoba, estaba casado con una locutora con la que
tenemos un hijo (Liliana López Foresi), a ella le costaba tener laburo, yo
conseguí que pudiera hacer un programa en Córdoba, en la radio que más se
escucha allá que es Cadena 3 y me volví.
Me ofrecieron ser Director de la radio de la Universidad y acepté”.
La experiencia en Radio Nacional
Marcelo Simón, en su relato llegó
hasta épocas más cercanas. Mencionó como
asumió la Dirección de Radio Folklórica: “venía de Canal 7, donde fui
interventor, también de TELAM y Radio Nacional. Renuncié, me pidieron que siguiera, me
dijeron que elija el lugar y elegí estar acá.
Eso fue en el año 2003”.
A su vez, reflexionó acerca de las
costumbres y la cultura. La definió como
“este paquete de conductas, de música, de dichos, de lenguaje que son propios
de un pueblo, y que tienen fecha de vencimiento. Es una cosa que tenés que internalizar, si te
dedicas a esto”. Y reafirmó: “El folklore tiene fecha de vencimiento porque
está muy vinculado a las modas”.
“Cuando se pone de moda una expresión,
una comida un dicho, una manera de abordar a las minas, la comunidad lo adopta, hasta que aparece
otra”, y reafirmó su idea apoyándose en el filósofo francés Gilles Lipovetsky: “No
te podes salvar de eso”.
También expresó: “soy consciente, que
no existe nada más lindo que el folklore, pero no es el género non plus ultra, el
mundo se cae rendido de amor cuando escucha una vidalita. Si aceptas eso después disfrutas de lo que
tenés, eso es lo que siempre decimos.”.
Respecto a Radio Nacional, sus
distintas expresiones y su forma de expresar la cultura, puntualizó que “En
todas las frecuencias algo de folklore hay, de costumbres, de usos, de capas
culturales, de tratos culturales, que se potencian porque se lo frecuenta. Esa
interacción se puede hacer. En lo personal no logré que se mantenga, porque hay
algunos impedimentos. Pero lo ideal sería que interactuáramos, entre otras
cosas porque somos jurídicamente parte de la misma ensalada”.
Su rol de escritor
Sobre una corta experiencia como
docente en la Universidad de Lomas de Zamora, ilustró que “no tengo vocación.
Estuve un par de años. Daba radio, era
titular de esa cátedra”.
Respecto a su veta de
escritor, señaló que a las publicaciones “Adiós Neruda mártir de Chile” y “Allende detrás de la
muerte”, las escribió en una semana.
También mencionó que escribió muchos
años en Clarín en el contexto de la década del 60. “Los desarrollistas que manejaban el diario me
trataban muy bien. Eran épocas de Frondizi. Frigerio que manejaba el diario,
no estaba Magnetto”.
Respecto a esa etapa señaló: “era un
diario muy interesante. A mí me sirvió,
porque yo publicaba en Educación Cultural, en Clarín del exterior, en una
publicación de menos hojas, también en la sección política del diario y en
espectáculos. Y algunas notas eran con
fotos mías o algunas caricaturas de Sabat.
Así que me vino muy bien sobre todos en los años de la dictadura”.
El rol del periodismo
Marcelo Simón, se expresó respecto a
la discusión entre periodismo independiente y periodismo militante. Así, puntualmente expresó que la prueba “de
que el tema tiene vigencia, la da Martín García, que fue Director de TELAM”. Señaló que “una de sus declaraciones provocó
un escándalo burgués, es que dijo yo más que periodistas profesionales quiero
periodistas militantes”.
Reflexionó: “Mira, siempre existió un
periodismo militante y un periodismo que podríamos llamar profesional. La verdad es que yo que creo que soy
profesional, pero tengo una gran admiración, casi envidiosa por el periodismo
militante. No lo ejercí del todo, ahora
que sé que más tarde o más temprano me tengo que ir, digo al aire lo que pienso
políticamente. El ser profesional,
sospecho yo, es una opinión personal, es también ser medio timorato”.
Finalmente, expresó con convicción: “siempre
fui profesional, pero me provocaron admiración los militantes, porque se la juegan aunque estén equivocados
y aunque no comparta esas ideas. Y
sabiendo además que el periodismo militante es desprolijo”.
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