Enrique Piñeyro es piloto. Cuando menciona un
Boeing 737 le brillan los ojos como a un nene, se apasiona y habla de
gestualidades en los profesionales que en el cine son únicas. Las de los
médicos y sus colegas.
Fotos: Fabiola Sanhueza
Por Leandro Biaggio
De
esas gestualidades empieza a hablar cuando dice que eso es lo que le da fuerza de realidad, credibilidad a una
película. Sin embargo entre la multiplicidad de vocaciones que lo engloban -piloto, director de cine, médico y experto en seguridad aérea-,
hay una nueva que descubrió de la mano del cine: el stand up.
“Hay algo de especial que tiene el teatro que no logra el
cine. Es la relación con el público. Vos desde arriba del escenario vas
midiendo lo que le pasa al espectador y te vas acomodando con eso, notando lo que
más le impacta, lo que llega”, afirma para diferenciar al cine del teatro.
Sin
embargo reconoce que “en cuanto a los
elementos narrativos, el cine tiene más fuerza, te da más elementos. En el
teatro estás supeditado a la que podés
hacer arriba del escenario. En el cine volás el (Boeing) 737 de verdad. En el teatro no
podes hacerlo”.
Pero
a Piñeyro hablar le gusta y que lo escuchen lo atrae, le sienta bien. Es un
tipo preciso, sensato. Habla de que aquello que sabe. Nunca va a decir una
palabra de más, tampoco una de menos. Es un convencido de su discurso.
“En un momento empecé a sospechar que hacía
cine solo para contestar preguntas después de los estrenos. Era una de las
cosas que más me gustaba hacer”, cuenta y señala: “esto lo terminé de confirmar cuando pensaba esta obra. Creo que esta es mi verdadera
vocación. No quería hacer películas. Quería dar las charlas pos películas.
Entonces, decidí blanquear el asunto y armar este espectáculo, que a decir
verdad tiene una reconstrucción de accidente aéreo y luego se narran dos o tres
más, pero que ya no pasan, como una metáfora de ellos y voy contando por qué ya
no pasan.”
Detrás
de todo esto existe una gran preocupación social. El stand up y el cine son
herramientas, Piñeyro quiere cambiar la realidad, modificarla. Para eso se
sirve de estas herramientas y las explota:
“Todo lo podríamos aplicar en superficie, y
nos comportarnos como unos macacos en tierra. Incluso los pilotos. Los veo
manejar y alegrarse porque les señalan una curva peligrosa con un cartel. ¡No hagan
curvas peligrosas! ¿Alguien aterrizaría en una pista señalizada como
peligrosas? No, ¿verdad?. Me preocupa eso. Veo que en educación, política,
justicia, medicina, en todo hay una conducta muy superficial. De superficie, de
cómo nos comportamos en ella. Y muy rigurosas, serias y profesionales a 10 mil
metros de altura.
¿Por qué no lo aplicamos en tierra? No hay motivo ciertamente”
Piñeyro
sabe que para que una historia tenga éxito, para que el impacto sea certero, y
además sea creíble debe trabajar con el discurso, bajarlo a tierra. Los
documentales “Fuerza Aérea Sociedad Anónima” y “Rati Horror Show” trabajan
directamente con la realidad. En ellos se basó en cámara oculta para el
documental sobre la seguridad aérea en Argentina, y en las pruebas recogidas en
la investigación para el caso de Fernando Carrera. Pero si la historia es
ficcional basada en lo real, entonces se exige hacer creíble lo increíble; “Pero
si yo te cuento una ficción, que es la recreación de un hecho que yo viví, que
presencié, vos lo vas a mirar y me vas a decir: pará flaco, ¿mirá si van a
hacer una cosa así? Sí, lo hacían, pero no con el matafuego de motor, no con el
de mano. En Whisky Romeo Zulú tuve que bajar el discurso para hacer la película
creíble”
Es
la cultura. La batalla a dar para Piñeyro pasa por la cultura, por eso hace
este stand up, para concientizar desde un escenario, para trabajar con el
espectáculo y desde el arte crear un hecho que modifique.
Lo sabe, y ese es el
objetivo con el cual reestrena “Volar es humano, aterrizar es divino”, lo
comprobó por sí mismo cuando la directora de un colegio le dijo que “tiró abajo
una pared porque se quedó pensando en algo que vio en la función, y eso que
hizo no es más que aplicar la cultura de la seguridad de la aerolínea a la vida
cotidiana. No se está inventando nada en esta obra”
Y
sostiene con la convicción que lo caracteriza: “La cultura es la única forma de
cambiar la realidad de un país, mientras no nos eduquemos en los valores de
ciudadano, las reglas de convivencia, los accesos al poder en un sistema
democrático, el financiamiento de esos accesos, el pago de los impuestos, la
redistribución fiscal, seguimos estudiando cosas inaplicables”
Este
es el mensaje de Piñeyro. Lo que tiene para decirnos. Su pelea es cultural. Desde
ahí busca modificar las cosas, siempre utilizando como base lo real, lo que
sucede día a día, porque como afirma: “cuanto más te crean, mayor va a ser el
impacto”
Rati Horror Show, una de sus películas


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