Entender lo que
pasa en el país centroamericano en estos momentos, así como lo que puede pasar en Honduras,
no es tan difícil si recorremos la actuación del poder concentrado en los
últimos cincuenta años en Latinoamérica.
Otto Molina
Por Jorge Castro
El ex presidente guatemalteco, Otto
Pérez Molina, quien está encarcelado por denuncias de corrupción, es un ex
militar que llegó al poder de la mano de “la embajada” quien hoy lo expulsa.
Guatemala es el país más pobre del
continente detrás de Haití, y sin haber sufrido un Tsunami o un terremoto, más
del 80% de su población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, 300.000
muertos y desaparecidos en la última década, denunciadas por la premio Nobel de
la Paz Rigoberta Menchú, la mayor brecha en materia económica, de salud y
educación, y un grado de negación de las comunidades indígenas que no tiene
comparación con ningún otro país de la zona.
Pese a todos estos datos, en la
ciudad de Antigua tiene sede el Centro de Formación de la Cooperación Española.
A su vez, desde hace más de 50 años trabaja en el país la Agencia de los
Estados Unidos de América para el Desarrollo Internacional, con foco en el
desarrollo y trabajando para “mejorar las vidas de personas que se encuentran
en situaciones de vulnerabilidad y de pobreza”, la Agencia Alemana de
Cooperación Internacional (GIZ) y una cantidad de programas de cooperación de
países europeos. ¿Qué dejaron estas agencias y fundaciones en Guatemala?
Las salidas que se ofrecieron el domingo, en las elecciones presidenciales que tendrán segunda vuelta, son tres
candidatos sin proyecto político y de la misma procedencia ideológica, sin
representación de los sectores más vulnerables de la sociedad guatemalteca y
con un solo plan que es el endeudamiento, la cooperación de los países desarrollados
y el ajuste sobre los que menos tienen.
La actuación de la CNN en Español con
los tres principales candidatos a presidente en vivo - la noche del
derrocamiento del presidente - muestra el poder que ejerce sobre cualquiera de
los tres que resulte elegido.
Se acaba con esa vulnerabilidad con
más y mejor salud, con más y mejor educación, con más acceso y restitución de
derechos a toda la sociedad. La única esperanza es la movilización de los
jóvenes y que sigamos de cerca a esta nueva generación de ciudadanos
ayudándolos desde el lugar que cada uno pueda.
No perdamos de vista a Honduras y
tengamos esperanza en que el camino hacia la verdadera democratización sea el
horizonte.
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