Desde 2002 Israel separa a sus colonias de
ocupación con un muro y excluye al pueblo palestino, que no puede aprovechar
sus recursos y es víctima de un bloqueo en su propio país. La palabra del
Embajador de Palestina en Argentina y el frustrado intento de acercamiento que
el Papa Francisco encabezó en su última visita a la región.
Por Nicolás Moretti
El conflicto árabe-israelí azota Medio
Oriente desde hace más de cien años, se ramificó por toda la región hasta
convertirse en un enfrentamiento abierto entre las naciones árabes y el Estado
de Israel y en uno de los casos de colonialismo más significativos de nuestra
historia moderna. La convivencia entre judíos y árabes en la zona fue, durante
siglos, de mutuo reconocimiento aunque la desconfianza siempre flotó en el
ambiente. Esta coexistencia se vio alterada de manera drástica a fines del
siglo XIX y principios del XX con el surgimiento del movimiento sionista, de
origen europeo, que proyectó la fundación de un Estado hebreo, occidental y
capitalista, en pleno corazón del mundo árabe e islámico, ambición que se
materializó con la creación del Estado de Israel en 1948 en territorio
palestino.
La necesidad de dar respuesta a las
persecuciones, segregaciones y matanzas que el pueblo judío sufría en Europa
occidental y oriental, la influencia de las corrientes del pensamiento tanto
capitalista como nacionalista y, posteriormente, el horror del genocidio nazi, justificaron
la idea que proponía la concentración territorial de todos los judíos en un
mismo Estado, aunque poco se conocía sobre la situación en Medio Oriente, que
formaba parte del Imperio Otomano cuando se germinó este propósito. La
población judía en la región era mínima, fue creciendo con la constante llegada
de judíos provenientes de Europa aunque, al momento de la creación del Estado
de Israel, la mayoría árabe continuaba siendo abrumadora: en 1948 solo el 20%
de la población que vivía allí era de origen judío.
Luego del establecimiento en el
territorio, del reconocimiento de Naciones Unidas mediante su resolución 181
que estableció la partición de Palestina en dos estados otorgándole la mayoría
del territorio a los judíos (aunque eran minoría) y las operaciones militares
israelíes posteriores que invadieron zonas mas allá de los límites impuestos
por la ONU, el ejercito israelí ocupó Gaza, Cisjordania, la península del Sinaí
en Egipto (territorio devuelto a los egipcios en 1982) y el sector oriental de
Jerusalén en 1967 en el marco de la Guerra de los Seis Días, que enfrentó a
Israel contra una coalición de países árabes. A partir de la aplastante
victoria israelí, cientos de miles de palestinos pasaron a vivir bajo la
directa ocupación militar del Estado de Israel. Ninguna de estas anexiones fue
reconocida por Naciones Unidas.
Si bien Israel se retiró de Gaza recién
en 2005 (aunque mantiene un bloqueo al tener el control fronterizo, comercial,
marítimo y aéreo) la ocupación en Cisjordania se mantiene vigente. Desde 1967
Israel llevó adelante una política de colonización mediante la implantación de
asentamientos, ilegales de acuerdo al derecho internacional. Actualmente viven
en los territorios ocupados medio millón de colonos israelíes.
En el año 2002 Israel comenzó la
construcción de un muro que separa sus colonias del resto de Cisjordania.
El gobierno israelí, cuyo primer ministro
era Ariel Sharón, utilizó en aquel momento el argumento de la necesidad de
poner una barrera frente a los ataques suicidas palestinos, realizados
principalmente por Hamas (un movimiento de resistencia islámico surgido en 1987
como parte de la primera Intifada, un masivo levantamiento popular contra la
ocupación militar israelí en la Franja de Gaza). El muro se extiende a lo largo
de cientos de kilómetros, su prolongación aun continua y el proyecto israelí
contempla una longitud total de 721 kilómetros. Está compuesto por segmentos de
hormigón y otros de alambre. Los sectores de cemento tienen ocho metros de
altura y duplican la elevación del histórico Muro de Berlín, derribado en 1989.
Las partes de alambre son más extensas que las de cemento, con un cerco en el
medio muchas veces electrificado y caminos para los vehículos militares. Los
israelíes lo denominan “Valla de seguridad”.
El principal problema de este muro es la
localización en la que fue construido. Recorre segmentos de la “línea verde”
(la frontera internacional que la ONU reconoce para el Estado de Israel,
establecida en la resolución 181 de 1947) para luego ingresar zigzagueante en
territorio palestino. El 80% de su longitud se erige sobre tierras palestinas,
hectáreas sembradas y expropiadas a campesinos palestinos cuyas viviendas
fueron demolidas para la construcción del muro. A lo largo de varios tramos se
han construido varios paredones, paralelos entre sí, que separan a palestinos
de otros compatriotas atravesando ciudades enteras y convirtiéndolas en guetos,
incorpora territorios a Israel y no cumple con el objetivo primario (y
supuesto) de defenderse contra ataques terroristas al no estar edificados sobre
las fronteras reconocidas internacionalmente. En 2004, la Corte Internacional
de Justicia de La Haya estableció que el muro es “ilegal y contrario al derecho
internacional”.
El rol del Vaticano
En mayo de 2014 el Papa Francisco realizó
una gira por Tierra Santa en la que visitó Jordania, Jerusalén oeste y Tel
Aviv, en Israel, y la ciudad de Belén, que forma parte de los territorios
palestinos de Cisjordania. Durante su recorrido en esta última ciudad, el Papa
realizó una parada imprevista para orar y posar su mano en el muro,
paradójicamente, al lado de un grafiti que
decía “Belén se parece al gueto de Varsovia”.
Antes de finalizar su gira, el Papa
convocó tanto al jefe de Estado israelí de aquel momento, Shimon Peres, como al
Presidente palestino, Mahmud Abbas, a reunirse en el Vaticano para intentar un
nuevo acercamiento entre palestinos e israelíes, cumbre que fue aceptada por
los dos mandatarios y que se realizó el 8 de Junio de 2014. Un mes después,
Israel comenzó con una serie de bombardeos (considerados posteriormente como
crímenes de guerra) sobre la Franja de Gaza, que se extendieron por 48 días y
dejaron un saldo de 2150 palestinos y 71
israelíes muertos.
Aunque la visita de Francisco, y su
posterior reunión con Peres y Abbas, no produjeron cambios en la relación
conflictiva entre Israel y Palestina, representantes palestinos han destacado
el intento del Papa por mediar en el conflicto e intentar establecer marcos
equitativos para una negociación. Según el Embajador palestino en Argentina,
Husni Abdel Wahed, con el pontificado de Francisco ha habido “un avance
sustancial” luego de la visita a Palestina.
El Embajador subrayó que el Papa
“se haya detenido en la muralla de separación construida en pleno territorio ocupado
palestino por las autoridades de ocupación israelíes” destacó la canonización de dos santas
palestinas, recordó que Francisco llamó al Presidente palestino “ángel de la
paz” y aseguró que “con la autoridad moral que tiene el Papa Francisco, El
Vaticano desempeña un rol mucho más activo y, para nosotros, siempre es
bienvenido”. En mayo de este año, el Vaticano reconoció oficialmente a
Palestina como un Estado, a través de un documento, y aceptó la decisión de la
Asamblea General de Naciones Unidas de 2012 de reconocer al Estado de
Palestina.
Casi 70 años después de la creación del
Estado de Israel, de innumerables intentos de paz, negociaciones truncas y
cientos de miles de muertos en toda la región, el conflicto continúa ya que no
hay un acuerdo territorial reconocido tanto por Palestina como por Israel y la
posibilidad de compartir pacíficamente la zona parece lejana. El monopolio
informacional de las potencias occidentales aliadas a Israel, la manipulación
de noticias tendenciosas o falsas, dificulta la total comprensión de la
magnitud del conflicto y tienen como objetivo confundir u ocultar lo que
realmente ocurre.
Mucho más alto y extenso que el Muro de
Berlín, con el único objetivo de discriminar y segregar a un pueblo en su
propio territorio, el Muro de Israel es la muestra por antonomasia de la
ocupación militar israelí en suelo palestino y un ejemplo más de la desidia de
las potencias occidentales que, avalando estas medidas, insisten en
identificarse como los paladines de la paz, la democracia y la igualdad.
Fuentes:
Brieger, Pedro (2014), “El Conflicto Palestino-Israelí”, Ed.
Capital Intelectual, Buenos Aires.
Husni Abdel Wahed, Embajador del Estado
de Palestina en la Argentina. Entrevista realizada el 31 de Agosto de 2015 para
FM Boedo. Link:
https://enayunasfmboedo.wordpress.com/2015/10/02/entrevista-al-embajador-palestino-husni-abdel-wahed/ (Audios a disposición del docente).
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