Consumados ayer los números finales de las Elecciones Generales, los dos candidatos preparan sus
movimientos rumbo a la segunda vuelta. El escenario político no es el que se
presuponía semanas atrás. Decisiones desacertadas, malas estrategias y errores
en las previsiones para un panorama que luce diferente al pronosticado.
Por Alejandro Rodríguez
Con el diario del lunes se puede
decir que los resultados electorales del pasado domingo fueron sorpresivos, aun
para el propio Kirchnerismo. Eso no es noticia. Lo que sí llama la atención es
que ni los propios funcionarios oficialistas, ni la prensa más cercana al
gobierno hablan del triunfo de Scioli, dato que es real y que de hecho sucedió.
El
golpe recibido por la proximidad de Macri a los números que, según se
presagiaba, iban a ser muy superiores a los obtenidos por el candidato del
Frente Para la Victoria, produjo tal conmoción que no les permitió festejar un
triunfo legítimo y obligó a tener que pensar inmediatamente en la estrategia de
cara al balotaje del 22 de noviembre.
Con el diario del lunes, y con un
panorama que se presenta muy diferente a aquel “Scioli ganador en primera
vuelta” que pronosticaron las encuestadoras, resulta extraño no pensar en que
el propio Kirchnerismo empezó a modificar el resultado de la elección en el
momento de seleccionar a los candidatos. La estrategia fue no someter al Frente
Para la Victoria a internas presidenciales en las PASO para dirimir quién sería
el postulante a sentarse en el Sillón de Rivadavia por los próximos cuatro años
(al menos), para obtener un mayor caudal de votos y dar una imagen de un
triunfo avasallante, que no debería tener inconvenientes para ser refrendado en
octubre.
Pero con el diario del lunes, se
puede ver que la estrategia no fue del todo efectiva. En las PASO, Scioli se
impuso con el 36,6% de los votos, contra 25% que obtuvo Macri. En las
elecciones generales, y a pesar de que la diferencia al buscado 40% para no
llegar a segunda vuelta no parecía tan lejana, el que incrementó sus números
fue el candidato de Cambiemos, contrariamente a los presupuestos, sobre todo
oficialistas, que aguardaban por un festejo que finalmente no se pudo llevar a
cabo. Es incomprobable a esta altura saber si con Randazzo como candidato se
hubiese llegado o no al balotaje: tan incomprobable como tardío, y ahora con la
foto junto a Sanz menos aún.
También, con el diario del lunes, se
distingue que la candidatura de Aníbal Fernández a la gobernación de la
Provincia de Buenos Aires, tuvo una influencia negativa, incluso para el propio
Scioli. El oriundo de Quilmes, en las internas del Frente Para la Victoria en
las PASO obtuvo 1.628.223 votos, contra 1.474.840 que consiguió Julián
Domínguez. En las elecciones generales, además de perder en más del 75% de los
distritos, contabilizó un total de 3.098.900 votos.
Es decir, no sólo el FPV no
sumó ningún elector indeciso respecto de las internas, sino que el número total
de votantes fue inferior al resultado global de las pasadas elecciones.
Significa que el electorado no kirchnerista no lo votó, hecho que sí se reflejó
en los números de María Eugenia Vidal, quién pasó de 2.263.430 de votos en las
primarias a 3.478.505 el pasado domingo, incluso más que el propio Mauricio
Macri, quién en la Provincia de Buenos Aires contabilizó 3.031.168 sufragios.
Hubo un alto índice de corte de boletas, y muchos votos de Vidal fueron de
arrastre para Macri.
Un último punto para analizar con el
diario del lunes, es el trabajo de las encuestadoras. Es difícil no preguntarse
si buscaron construir un escenario ficticio para acaparar el voto de aquél que
piensa “corro con el caballo del que gana” o simplemente fallaron con sus
pronósticos. Las consultoras Equis y Aresco, vaticinaron que Scioli superaría
la barrera del 40%, mientras que Raúl Aragón & Asociados sostuvo que se
quedaría en el umbral, con 39.9%. Para ninguna de estas tres empresas, Macri
superaría el 30%.
La estrategia de cara al balotaje
será fundamental para captar los votos neutrales. Las encuestadores dejaron de
ser creíbles y el escenario político, quizás por un cúmulo de decisiones que
terminaron siendo desacertadas, dio un giro que hace imprevisible el resultado
definitivo. Los números reales se van a ver, también, con el diario del lunes.
Del lunes 23.

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