Coemu entrevistó
al Ministro de Educación Alberto Sileoni en su despacho, a poco de cerrarse sus
seis años de gestión. La tensión entre lo público y lo privado, las políticas
públicas y la creación de instituciones en el conurbano, en el debate.
Fotos: Lucho García
Por María Belén Marón
El
politólogo y educador que durante su gestión, ha logrado que la tasa de analfabetismo
se redujera a su mínimo nivel histórico del 1.9% -la segunda más baja de
Latinoamérica-, dialogó por más de una hora con los integrantes que asistieron
a la entrevista, donde hablaron de la importancia de las Universidades, el Plan
Fines y sobre la actualidad de la secundaria.
El Ministro
de Educación desde 2009 recibió a estudiantes, docentes y no docente de la
Universidad de Avellaneda para realizar un balance de su trabajo y los debates
a futuro. Alberto Sileoni parece distendido, y se refiere a cada tema con la
tranquilidad y el perfil bajo que lo caracteriza.
El nivel secundario
hace 10 años que es obligatorio. ¿Cómo ve la tensión entre el nivel público y
el nivel privado?
La relación es más o menos estable,
hubo un leve crecimiento de la educación privada en al argentina, un 27%, con
algunas jurisdicciones como en la ciudad de Buenos Aires, que tiene más del
50%. El crecimiento de la educación privada es un fenómeno regional, en América
lo está liderando Brasil, Chile y Perú. Argentina está debajo de esa media
regional de crecimiento.
¿Por qué cree
que existe esa tensión?
Existen diversas causas por las cuales
algunas familias optan por la educación privada, el hecho religioso es un punto
fundamental, como también aspectos
sociológicos que están muy estudiados, algunos hogares, con cierta holgura
económica, quieren que sus hijos se distingan.
El Estado está
presente brindando acceso donde no lo había, el Plan Fines es un ejemplo de reconstrucción.
¿Qué destacaría al respecto?
Es un Estado recuperado, Argentina tenía
desbastado el Estado, en una época se hablaba de estado mínimo, se
obstaculizaba la vida privada de las personas. Es necesario para las clases postergadas,
hay sectores de la sociedad que han privatizado parte de su vida.
El Plan Fines
es un poderoso programa alentado por la Presidenta, que lleva 600.000 egresados.
Está pensado para aquellos que debían algunas materias, y ahora se extendió
para los que no tienen ninguna experiencia en la secundaria, llegó a lugares
impensados: casas particulares, parroquias, talleres en centro políticos. Es
una inclusión para aquellos que no imaginaban poder terminar sus estudios
secundarios. En cualquier lugar donde haya un adulto que lo necesite, puede
haber un aula.
Las
universidades del conurbano eran impensadas. ¿Por qué cree que se dieron un
nuevo derecho a esos estudiantes que se sentían aislados del sistema?
Un gran ejemplo es su Universidad, la
UNDAV, nos llena de orgullo. Más del 90 % son primera generación de
universitarios es su familia, el alumno que va a Avellaneda no es un alumno
menos de la universidad de La Plata o la universidad de Buenos Aires, es uno más
en el sistema universitario. Son oportunidades que antes no había, donde hay
una sociedad más horizontal. El Estado abre una puerta y acerca oportunidades.
¿Cómo analiza
el progreso de las mismas?
Desde el 2000 al 2014 tenemos 500.000
estudiantes más en las universidades argentinas, el plan progresar, es de gran ayuda
a los estudiantes para capacitarse y perfeccionarse, con inclusión, Igualdad
y justicia. Es un gran paso adelante con
la sociedad.
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