El Principito, un clásico
Por Marcelo Chapay
El
fuego está presente en la
Biblia , como celestial; en lo más elevado del pensamiento
cuando don Sartre dice que no hay necesidad de fuego, pues el infierno son los
otros.
El foco
ígneo – como diría algún cronista antiguo-, es convocado por músicos, como
Silvio Rodrìguez, que sostiene que “los años pasan, sí, el fuego no; el fuego
volverá en los hijos del sol.” Se mezcla en la historia, cuando un patriota en
época de la colonia, murió en alta mar, y decían que “se necesitaba tanta agua
para apagar tanto fuego”.
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Cuenta
la leyenda, que la movida tradicional de la quema de muñecos en la primera
madrugada de cada año, – única en el país- se inició en la puerta del almacén y
bar de 10 y 40, de don Luis Tortora, para homenajear a Defensores de Cambaceres, el Rojo de Ensenada.
Desde aquel
el payaso con el letrero de "Cambaceres campeón 1956"; pasó demasiada
agua debajo del puente.
El ganador de esta temporada
Arte
efímero para algunos, llamas como forma de exorcizar a los demonios del año que
se va, lo cierto es que las estructuras y armazones de hierro, madera, cartón,
alambre y papel, se distribuyen en parques, esquinas y ramblas de cada barrio
de la capital bonaerense.
Los platenses
supieron resignificar la construcción de sus tradiciones, a fin de comunicar
propios significados a la hora del ritual de fin de año. Exactamente lo
contrario a lo que ocurre con la
Navidad argentina, plagada de matices de países nórdicos.
“El
sentido de la fiesta consiste en olvidar lo malo del año anterior. En sí, la
fiesta, no es ni el año viejo, ni el nuevo, es la suspensión de esos tiempos,
materializada en la quema; y es necesaria para efectivizar el posterior retorno
a las reglas y el orden. Los muñecos condenados a la hoguera, constituyen el
instante de la muerte entre dos vidas.”
Lo
sostuvo Rosana Menna, una antropóloga platense, en su obra "Condenados a la Hoguera. "
Por
todos los fuegos, el fuego, que 2016 de lugar a menos desigualdad, a la
eliminación de los activos tóxicos personales y comunitarios y que se
establezca a la tolerancia como moneda de cambio cotidiana.
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