Tuvieron
lugar las elecciones regionales en Mecklenburg-Vorpommern, un pequeño pueblo al
noreste de Alemania. Pese a tratarse de una región menor en términos económicos, los comicios de MV se convirtieron en el eje de la discusión
política. El impacto que generó el cuasi-triunfo del partido de ultraderecha
(Alternative für Deutschland – AfD) dejó en off-side al resto de los partidos
políticos y se posicionó como la sensación de la jornada
El desencanto con los partidos tradicionales, volcó al electorado a apoyar a la extrema derecha
Por Franco Delle Donne
Ya nadie se pregunta por qué los conservadores
(CDU) perdieron tantos apoyos y quedaron relegados al tercer lugar. Tampoco se
debate sobre el triunfo o “reelección” de los socialdemócratas (SPD), ni sobre
la salida inmediata de verdes (Grünen) y nacionalistas (NPD) del parlamento.
Nada de eso. Analistas, políticos y periodistas intentan explicar (y
explicarse) el fenómeno AfD y el 20,8% que alcanzaron. Para la gran mayoría de
ellos el tema de los refugiados es la variable explicativa. Pareciera que AfD
existe y se nutre exclusivamente de dicho tema y sus constructos derivados
(miedo al Islam, terrorismo, integración, etc.).
Queremos
ofrecer una serie de elementos para pensar el fenómeno AfD un poco más a fondo.
El objetivo no es descartar al tema refugiados como determinante del voto, sino
complejizar y problematizar este último. A saber:
1-
¿Solo importan los refugiados? Está claro que el tema refugiados es un tema de
campaña y que para una porción de la población fue determinante del voto. En
concreto para muchos votantes de AfD (54%) lo fue. Pero no para todos ellos. La
justicia social (48%) por ejemplo, al igual que para la mayoría del resto del
electorado (53%), fue un tema determinante.
Es
que para los votantes de AfD subyace una motivación que moviliza mucho más que
cualquiera de los temas mencionados: la decepción con el resto de los partidos
políticos y en última instancia con la democracia. El 76% de los votantes de
AfD está “insatisfecho” con el funcionamiento de la democracia y dos tercios de
ellos eligieron a AfD por la “decepción con los otros partidos”.
2-
¿Quién vota AfD? Pero entonces cuáles son los problemas concretos que indignan
al votante de AfD. Para responder a ello observemos cómo se compone el votante
de AfD y comparemos con el SPD:
Mientras
que los oficinistas, los jubilados, y los funcionarios públicos, son el grueso del votante socialdemócrata, los
obreros, los desempleados y los autónomos conforman el núcleo del electorado de
AfD.
La distinción es clara: por un lado, la gente con una vida estable, en
muchos casos resuelta, que busca mejoras pero cuyo bienestar no peligra; por
otro, los colectivos más vulnerables o con menos seguridad y capacidad de
planificación, que precisan en muchos casos de un Estado activo que los apoye y
en especial los escuche. Estos tres colectivos optaron por una opción que
posiblemente no los represente, pero que al menos vehiculiza su necesidad de
ejercer el “voto castigo”.
3-
AfD moviliza a los indignados. Los votantes de AfD en esta elección provienen
de todos los partidos políticos. En este sentido, es posible desestimar la
teoría del robo masivo de votos conservadores a la CDU:
Más
del 40% del electorado de AfD proviene del grupo “no votantes” (Nichtwähler),
es decir de aquellos que no han votado en la última elección de 2011. La
participación electoral se vió aumentada en 10 puntos respecto de 2011 y casi
la mitad de ellos se movilizaron para votar a AfD. Para todos ellos ningún
partido tradicional es digno de obtener su sufragio.
4-
La CDU de Merkel sufre. Si bien no es un trasvase masivo, como se suponía hacia
fines de 2014, la CDU sufre ante el crecimiento de AfD. En especial se puede
ver este efecto en la perdida de mandatos directos (o primer voto: “erste
stimme”).
De
12 mandatos directos pasaron a 7. Tres distritos perdidos a manos de AfD y dos
frente al SPD. En 10 de esos 12 distritos electorales la CDU pierde una media
de 8 puntos mientras que AfD se ubica por encima de su media general llegando
incluso a superar los 30 puntos porcentuales. Este pobre desempeño electoral se
explica en parte por el propio candidato de la CDU cuyos valores en comparación
con el del SPD son realmente paupérrimos:
Conclusión:
El
comportamiento electoral en general, y del votante de AfD en particular, va más
allá de un tema concreto de coyuntura. Si bien actualmente existe una
desconfianza hacia la política de refugiados y un creciente miedo alimentado
por episodios de violencia, el problema de fondo tiene sus fundamentos en la
frustración de sectores vulnerables, a quienes los partidos tradicionales no
han sabido incluir. La indignación con la clase política es tan grande que
lleva a muchos a buscar (y encontrar) explicaciones facilistas y lineales para
sus problemas, como las que brinda AfD.
El
problema entonces no es que AfD exista, el problema es que existan temas sobre
los que AfD puede hacer pie. Y eso no es mérito del 5% de extrema derecha que
agita consignas anti-inmigrantes cada vez que tiene oportunidad.
Tampoco se
debe en exclusividad a la percepción sobre la buena o mala política de
refugiados del gobierno federal. Que uno de cada 5 habitantes de esta región (y
el 12% a nivel nacional según las últimas encuestas) apoye a AfD con su
sufragio es resultado de las incapacidades de los partidos tradicionales.
Si
los partidos ensayan una verdadera autocrítica para luego comprometerse con la
articulación de demandas de sectores más desfavorecidos este panorama cambiará y
el voto a partidos de ultraderecha se contraerá. Sin embargo, si continúan en
su lógica endógena y egoísta, que descalifica rotundamente a aquellos que
eligen a AfD en lugar de pensar en sus propios errores, veremos cómo AfD en
lugar de un segundo lugar obtendrá la mayoría.
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