Tales conceptos
los formuló el ingeniero Guillermo Garaventta, docente e integrante de la Comisión de Investigaciones
Científicas en diálogo con Coemu, quien advirtió que “nuestro país junto a
Bolivia y Chile, conforman “el triángulo
del litio”, y es necesario que trabajemos de manera cooperativa y
sincronizada para la extracción e industrialización, lo cual generará numerosos
puestos de trabajo calificados, y permitirá una genuina distribución de
recursos hacia la sociedad”
"Al tratarse de un mineral estratégico, debería ser manejado por el Estado a través de alguna empresa como por
ejemplo YPF"
Por Marcelo Chapay
A diario escuchamos y leemos sobre la importancia de las energías
renovables. Entre los términos a los que recurren los medios de prensa, la
palabra litio, aparece una y otra vez. ¿Qué es el litio, para que sirve, en
donde se encuentra, es importante para la Argentina? ¿Cuál es el rol tiene el litio en el mundo?
“El litio es un mineral que, en su forma
pura, se trata de un metal blando, que posee un color blanco plata, que se oxida rápidamente cuando es expuesto al aire o al agua. Es el elemento sólido más ligero y se
emplea especialmente en aleaciones conductoras del calor, reactores
nucleares, baterías eléctricas y en el tratamiento médico del trastorno
bipolar, entre otras aplicaciones”, ilustró Guillermo Garaventa.
“Es un elemento moderadamente abundante. Se encuentra
disperso en ciertas rocas, pero nunca libre, dada su gran reactividad. Se
encuentra en pequeña proporción en rocas volcánicas, salares, en el mar, etc. Bolivia, Chile y
Argentina cuentan con el 80% de las reservas de litio, de aquel que permite la
más fácil extracción y del más puro. Por tales características es un litio
extremadamente atractivo para el mundo y vienen por él.”
Al consultarlo sobre su importancia en la industria,
el investigador explicó que “actualmente se utiliza en la fabricación de
aparatos electrónicos como cámaras, celulares, relojes, marcapasos,
herramientas de mano, etcétera y principalmente el de los autos eléctricos son
su principal consumidor. Se mueven miles de millones de dólares por año. Dos cuestiones que favorecen su utilización – señaló el
docente-: por un lado, es el mineral que puede retener grandes cantidades de
energía eléctrica en forma electroquímica
y por el otro, que las
investigaciones en curso muestran que los desarrollos no llegaron a su techo
tecnológico. La industria de los autos eléctricos es uno de los consumidores
incipiente más importante y se prevé que la rentabilidad generada por la
fabricación de estas baterías puede rondar mundialmente el millón de millón de dólares
por año.
Tecnología,
oportunidad y estrategia
“El mundo tecnológico habla de hacer autos eléctricos
pero no cuentan con el respaldo de grandes reservas de litio, ya que el más
baratos y el de más fácil extracción se encuentra en el triángulo del litio, integrado por Bolivia,
Chile y Argentina. Para la Argentina
es un mineral estratégico, pero venderlo como carbonato no es el negocio
precisamente. Tenemos la obligación de agregarle valor, a través del proceso de
purificación, con la posterior fabricación
local de pilas y baterías,” ilustró el ingeniero Garaventta.
“Como ejemplo podemos decir que una batería de auto
posee, como máximo, un 10% de su peso en litio y para una batería de 200Kg, su
valor puede rondar los 15.000U$S. Al
comparar estos valores de peso y precio, y comparándolo con la soja, puede
verse la altísima rentabilidad de este mineral: alcanza un rendimiento de
750.000U$S la tonelada. Indudablemente al ser un mineral estratégico, en mi
opinión, debe ser manejado por el Estado a través de alguna empresa como por
ejemplo YPF. La inversión requerida es importante ya que un privado seguramente
no podrá solo, y requerirá de asociaciones
con empresas de capitales extranjeros que acarrearán intereses que destinarán
su rentabilidad a sus casas matrices.”
“El desafío más grande es estatizar dichos recursos e
implementar las fábricas de pilas y baterías para luego solo privatizar la distribución
y comercialización de las pilas tanto a nivel nacional como internacional. La
oportunidad de proveer al mundo las pilas de los futuros autos eléctricos, es
un negocio de gran magnitud – enfatizó el investigador de la CIC-. El desafío es
producir pilas nacionales con altísima calidad internacional para poder
competir rápidamente en el mercado. En los próximos años con nuevas tecnologías
de litio surgidas desde nuestra ciencia básica podríamos impactar aún mucho más
en los mercados internacionales. La forma más rápida de entrar en el mercado es
abasteciendo a una industria nacional de autos eléctricos para que se
conviertan en referencia rápidamente”.
“Imagino al estado liderando con una YLF (Yacimientos
Litíferos Fiscales), fiscalizando y
generando la extracción e industrialización bajo estrictos controles
medioambientales. Aceptando sin embargo, que no existe, en ninguna actividad
humana el impacto cero. Si el tiempo
pasa, y no hacemos nada al respecto, podemos perder un nicho de mercado que
rinde miles de veces la que rinde la soja.
Por otro lado exigirá al sistema científico tecnológico volcar una parte
de su estructura para resolver problemas
concretos en lo que se refiere a nuevas composiciones de litio y métodos de
purificación.”
Para el ingeniero Guillermo Garaventta, “es
imprescindible que los tres países del triángulo del litio trabajen de manera
cooperativa y sincronizada para la extracción e industrialización. Si esto no
se logra y uno de los países vende su litio a potencias extranjeras, el éxito
se disolverá rápidamente. Esta cooperación debe dejar bien en claro el
beneficio que cada uno de los países va a percibir y tomo como ejemplo la
cooperación entre países realizada para la construcción del Airbus 380. El
triángulo del litio debería ser protegido por algún organismo implementado por
los tres países y compuesto por personas del ambiente científico y empresarial
con una referencia intachable”.
“Por último pero no menor, es que si bien el mayor negocio es la
producción de pilas de litio, lo es también la cantidad de recursos humanos que
requerirá, en su mayoría, técnicos y científicos. Esto generará un enorme
número de puestos de trabajos directos e indirectos, en su mayoría calificados,
lo que permitirá una genuina distribución de recursos hacia la sociedad”, concluyó el docente universitario.
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