Para analizar como influye en el inconsciente colectivo de la Sociedad, el flagelo de
la corrupción, convocamos a los médicos Psiquiatras Nora Leal Marchena (*) y Juan
Eduardo Tesone (*), quienes aportaron sus conocimientos científicos para dilucidar
la cuestión
"La transgresión no es ni simpática ni una "picardía", es una ofensa al ciudadano y una estafa al bien
público"
Por Marcelo Chapay
A diario, observamos, leemos y analizamos noticias que dan
cuenta de hechos, denuncias o condenas a causa de situaciones derivadas de la corrupción,
tanto en el los distintos estamentos del Estado como en la órbita privada.
Para analizar como influye en el inconsciente colectivo de la Sociedad, convocamos
desde nuestras páginas a dos profesionales en el tratamiento de la psiquis.
Para Nora Leal Marchena, “reflexionar sobre un tema tan
complejo, es necesario hacerlo desde diferentes encuadres: cuando la corrupción
implica actos en la conducta de las personas a nivel privado, se favorece la
posición económica o de poder para algunos, depredan al resto de los
involucrados en el tema. Allí se genera una sensación de impotencia y desamparo
si no encuentra los canales institucionales para apelar.”
“Cuando la corrupción implica actos de gobierno, la
dimensión de la gravedad es enorme ya que se perjudica la Sociedad toda en favor
del beneficio de los pocos que manejan el poder y que asumen que el Estado les
pertenece,” ilustró.
“Podemos observar que cuando la corrupción se origina en la Justicia o en las
instituciones de Seguridad que debieran brindar garantía de equidad y
protección, deja a las personas en situación de desprotección y desamparo,” –
explicó la doctora Nora Leal Marchena-. El resultado es de malestar,
impotencia, sumada a la sensación de que lo único que se puede hacer es
resignarse o buscar la justicia por mano propia, con la consiguiente generación, a veces, de situaciones
indeseables de violencia entre las personas o entre sectores con distintos
intereses.”
“Prevalece así el interés corporativo e individual frente al
bien público. Se fomentan las conductas individualistas y egoístas en lugar de
las de solidarias y prevalece la idea de supervivencia como alternativa a la de
convivencia. En este sentido las
conductas corruptas son devastadoras en la educación y la crianza pues garantiza
la permanencia de este modelo a través de las generaciones”, enfatizó la médica
psiquiatra.
“Disuelve las bases
del entramado social”
A su turno, Juan Eduardo Tesone, manifestó que “El Contrato
Social, según Rousseau, requiere que al mismo adhieran todos los ciudadanos,
sin privilegios ni impunidad. Aquellos que ejercen o ejercieron responsabilidades políticas y de gestión de los recursos públicos, tienen
una particular responsabilidad, dado que representan el poder que el ciudadano
les otorgó para representarlos.”
“La democracia, como en Atenas, se juega en el espacio de la
ágora, es decir en el espacio público. Los representantes del pueblo (es
llamativo que la noción de pueblo se diluyó, en perjuicio de la noción de
"gente"). A la elección ciudadana deben los políticos elegidos,
responder por sus acciones dentro de la ética pública que los compromete ante
el ciudadano,” aseguró Tesone.
“La
transgresión de la ley jurídica tiene un impacto, pero aún más tiene un impacto
sobre la Ley
simbólica. La transgresión no es ni simpática ni una "picardía" –
añadió el médico psiquiatra-. Es una ofensa al ciudadano y una estafa al bien
público y al lazo social que fundamenta
el contrato social que permite vivir civilizadamente, es decir respetando el Código
Civil...y Penal. La corrupción es un cáncer que disuelve las bases del entramado
que sostiene los lazos sociales”.
* Nora Leal Marchena
Médica Psiquiatra
Presidente honoraria capítulo de Violencia Social y Salud
Mental de la Asociación
de Psiquiatría Argentina
* Juan Eduardo Tesone
Médico psiquiatra de la Universidad de París
XII
Miembro titular en función didacta de la Asociación Psicoanalítica
Argentina

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