En
el país azteca palpitan las elecciones presidenciales de la potencia del norte,
donde mañana elegirán los ciudadanos norteamericanos como sucesor de Obama, entre el republicano
Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton
La probable política inmigratoria del candidato Republicano, tendría inocultable incidencia en los países limítrofes
Por Diego Gutiérrez Pavón
Las
elecciones presidenciales en Estados Unidos son el eje de una particular
atención del otro lado de la frontera. Si bien a nivel mundial se espera el
resultado para intentar develar cual será la relación de la principal potencia
política y económica con el resto de los países del globo, en México crece la
expectativa, tanto o más, que en los propios ciudadanos estadounidenses. La
política migratoria de la Casa Blanca, en el caso de ganar Donald Trump, tendrá
repercusión en la realidad mexicana.
Meses
atrás Trump, el candidato del partido Republicano, fue quién se encargó de
poner énfasis en la problemática migratoria. Habló específicamente de México,
como responsable de enviar “delincuentes y narcotraficantes” hacia Estados
Unidos. La promesa de endurecer las leyes contra los inmigrantes podría
plantear un nuevo escenario.
“Si
Donald Trump deporta a los inmigrantes mexicanos indocumentados de su país,
ello le ocasionaría un gran problema a México, pues no hay oportunidades de
trabajo y de condiciones de vida para ellos, dado que 58 por ciento de la
población está en la economía informal y con los recortes presupuestarios la
economía va al estancamiento, a aumentar el desempleo y la economía informal y
a menores salarios y condiciones de vida para la población, lo que aumentaría
la inseguridad y el clima de violencia en el país” , afirmó Arturo Huerta
González, investigador de Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma
de México, la más importante del país.
En
el mismo tono se sumó el intelectual de derecha Jorge Castañeda, quien integró
el gobierno de Vicente Fox, como Ministro de Relaciones Exteriores. Señaló como
un problema a futuro “la deportación de todos los indocumentados, que son como
12 millones, de los cuales 60 por ciento son mexicanos. El problema se
presentará cuando haya que recibir a toda esta gente con el agravante de que
muchos guatemaltecos, salvadoreños, hondureños van a decir que son mexicanos
para que los deporten a México”.
De
las palabras a los hechos suele haber larguísima distancia sobre todo cuando se
tiene en cuenta lo que se dijo en la euforia de las campañas presidenciales.
Sin embargo, la caracterización de los mexicanos que ha hecho Trump, así como
la propuesta de endurecimiento contra inmigrantes, la construcción de un muro
en la frontera entre ambos países ha despertado críticas tanto desde la
izquierda como desde la derecha.
Desde
el neoliberalismo ideológico el periodista Andres Oppenheimerd aseguró que “es
un proyecto de dudosa necesidad” en un momento en que, según la Oficina del
Censo de Estados Unidos, la migración de indocumentados de México se ha
reducido drásticamente desde 2008.
Oppenheimerd
rechazó la postura de Trump, por ser además de un desperdicio de dinero –se estima
demandará $8,000 millones- el muro es innecesario: “más del 40 por ciento de
los inmigrantes indocumentados no entran a Estados Unidos por la frontera, sino
que vienen en avión con visas de turista y se quedan una vez que estas expiran.
Un muro fronterizo no pararía el flujo de indocumentados”.
Por
último, el periodista radicado en Miami agregó: “la deportación de los casi 11
millones de inmigrantes indocumentados no sólo separaría a millones de familias
y convertiría a Estados Unidos en un estado policíaco como China o Cuba, sino
que también aumentaría el precio de la construcción, la agricultura y otras
industrias que usan mano de obra mexicana”.
Las
últimas encuestas publicadas dan a Hillary Clinton, del partido demócrata, con
ventaja de 12 puntos sobre Trump. Sabremos en pocos días quien será electo
presidente. Faltará algunos días más para saber cuál será la política
implementada en relación a México y todas las conexiones entre ambos países.
Mientras
tanto, una vez más, gane quien gane, los mexicanos saben que Estados Unidos,
nunca les ha regalado nada. La discusión sobre futuras políticas pone de
manifiesto cómo el discurso contra extranjeros siempre está a la mano de quien
no tenga vuelo para las ideas políticas.
En
tal caso, la discusión propone otras preguntas: ¿Podría funcionar la principal
economía mundial sin trabajadores de cientos de países alrededor del mundo?.
¿Puede Estados Unidos funcionar sin mano de obra barata?

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