Málaga abraza
la costa del sol española. Sus habitantes suelen crear su identidad: "no somos
catalanes, no somos valencianos, no somos vascos. Somos Andaluces". En esta nota, algunos pantallazos de las calles que supieron albergar al pintor español más famoso.
Malagueta
Ponle atención y respeto aunque no se ioga su voz, aunque no suene el pandero, que guarda el fiestero escencias, de los campos malagueños
Anónimo
Por Santiago Giorello
"El secreto para llegar bien a los 86 es tomar y no fumar", dice entre risas René -petiso y panzón- en el mercado central, mientras pide un sandwich de crudo y queso sobre la barra de uno de los puestos que asisten a miles de visitantes.
La ciudad de Picasso supo ser del imperio romano, aún guarda restos de aquellos tiempos para el atractivo turístico. Andar en bicicleta es una buena opción para admirar su arquitectura mestiza y naturaleza tropical. Su vegetación reúne variedades de verdes con el sonido constante de tórtolas y gorriones.
La ciudad de Picasso supo ser del imperio romano, aún guarda restos de aquellos tiempos para el atractivo turístico. Andar en bicicleta es una buena opción para admirar su arquitectura mestiza y naturaleza tropical. Su vegetación reúne variedades de verdes con el sonido constante de tórtolas y gorriones.
Málaga tiene
un puerto remodelado que lo hace impactante durante el atardecer.
También cuenta con Malagueta como su
playa principal, de escaso oleaje y punto de pescadores por estos tiempos de
otoño. Sobre la base, abundan bares que a las siete de la tarde comienzan a echar fuego para cocinar boquerones, sardinas y otros combinados de mariscos. Son varias las playas que la acompañan a minutos de distancia, plagadas de personas en julio y agosto.
Según cuenta un trabajador, en los campos de la zona emergen productos como habas, cachufas y limones. El clima acompaña, no baja de los 10 grados en los momentos más fríos.
Según cuenta un trabajador, en los campos de la zona emergen productos como habas, cachufas y limones. El clima acompaña, no baja de los 10 grados en los momentos más fríos.
En las
calles, inundan jóvenes onegeistas recaudando culpas. Una chica de 20 saluda
con dos besos y comienza la oratoria. Una entidad bancada por el tenista Nadal
hace lujosas casas para niños abandonados. Otra, hace tantear a transeúntes una
bolsita de alimento básico que se le da a los pibes refugiados de África, para
tomar “conciencia”.
La ciudad
junta sistemas montañosos y mar mediterráneo. Alterna cruceros y caminatas. Mezcla pueblo y grandes popes. Por eso hay mucha timba legalizada en
las calles.
De todos modos, se pueden pensar cinco cualidades claves.
1) El
clima es cálido, no llega a los inviernos argentinos y promedia
los 20 grados. Eso permite generar actividades atléticas y deportivas.
2) Sus
precios, inclusivos. Lácteos, frutas, verduras y carnes no
sufren procesos inflacionarios. Aunque el euro sea caro con relación al peso
argentino, los alimentos esenciales son baratos. Algo que molesta al sudamericano, porque en
España el salario mínimo es más alto.
3) Es linda, se puede ver el cielo, y pese a ser densamente poblada, no hay grandes concentraciones
urbanas ni tráfico estresante. La costanera relaja, la montaña fortalece. Para los callejeros, sorprende sus infinitos balcones de colores.
4) Su gastronomía seduce: el gazpachuelo es la sopa de pescadores, frutas y verduras de todos los colores, tapas (imagine panqueques con contenidos salados de
cientos de sabores), el shawarma turco, dulces tentadores -churros, facturas, chocolates- almendras populares, y sobre todo mariscos –muchos- conforman una variedad de platos.
5) Sus juventudes. Málaga tiene un millón de personas, motivo suficiente
para proveer un sistema universitario público que alberga a miles de la ciudad
y la zona. Eso le da energía, debate, calle, y movida nocturna.
Por eso, Málaga... invita.
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