En la presentación de
su libro “Una Hermosa vida”, sobre Luis Alberto Spinetta, entrevistamos a
Miguel Grinberg, un destacado pionero y referente del periodismo sobre el rock
argentino, quien además de escritor y poeta, milita en la ecología y mantuvo
correspondencia con el poeta Allen Ginsberg y el dramaturgo y novelista polaco
Witold Gombrowicz
Por Marcelo Chapay
Sabio, patriarcal, en el marco de la presentación de su
libro “Una Hermosa vida”, sobre Luis Alberto Spinetta, efectuada en la Feria
del Libro de La Plata, Miguel Grinberg, manifestó – en medio de una lección de
conocimiento-, que “la obra se la debo al querido Luis, y es parte de las mateadas
que hacíamos en su cocina. Hasta el título se lo debo: el Flaco, siempre decía
que solo se crea una obra hermosa cuando se vive una vida hermosa. Siento que
nuevamente un amor de primavera, está dando vueltas”
“Con Spinetta tuve una estrecha cercanía en sus tiempos de Almendra
y Pescado Rabioso. No fue un laburo periodístico, sino generacional. Cuando
trabajé en la revista Panorama, tuve mi primer contacto con Almendra: entró a
la redacción un muchacho, con un perramus clarito, y era Ángel del Guercio, el
hermano de Emilio, quien me traía el primer disco de la banda,” relató el
decano de los redactores de rock. “Luis Alberto, se peleó con todos cuando hizo
Artaud, que fue un disco solista, y comencé entonces a trabajar en la
producción de los recitales, a su pedido.”
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Vivió en Estados
Unidos; participó del nacimiento del movimiento hippie. Fue activista pacifista
en oposición a la Guerra de Vietnam y la lucha de los derechos civiles de los
negros. Fue citado por Martín Scorsese al final de su documental acerca de Bob
Dylan, donde aparece una foto suya junto a Allen Ginsberg, con quien mantuvo
una fluida comunicación sobre “la actitud de un poeta en una sociedad en
descomposición”, que se plasmó en su obra Nueva York.”
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Ante un auditorio colmado y expectante, Miguel Grinberg
enfatizó que “el impacto del rock en nuestra cultura va más allá de la poesía y de 100 discos
destacados. Luis Alberto Spinetta se refería a las cosas graves con un lenguaje
poético. La vida nos exige sacar de nosotros lo mejor y compartirlo,
celebrándolo, pues el mundo no está condenado a ser una porquería, debería ser
un lugar decente, construido entre todos
donde cada cual tiene algo que hacer.”
“Mi cercanía en ese momento con Spinetta, me permitió
observar que él quería hacer un abordaje entre poético y espiritual. Traducir
en palabras momentos muy intensos, llevar al papel las charlas que sobre Artaud
o Aldo Pellegrini, autor de poesía surrealista, teníamos en su cocina tomando
mates. Luis era muy precavido en escaparle a la farándula, y defendió su
intimidad con tenacidad y gentileza, por cuanto se opuso al culto a la
personalidad y el fetichismo con errores y aciertos. No salía en las revistas
de moda, y le daba bola a las revistas subterráneas, con las cuales tenía el sí
fácil. Y en el libro se intento plasmar toda su sensibilidad,” concluyó el
periodista y escritor.
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Su modestia y
sencillez le impiden ampliar sobre su extensa y rica trayectoria. Y aunque sacó
de foco sus pergaminos, su publicación “Cómo vino la mano” es un clásico en la
bibliografía sobre la historia del rock argentino. El nombre alude a la
pregunta "¿Cómo viene la mano?"; de esa frase se originó la
denominación del grupo Manal. Escrito desde el lugar de participante y testigo
de los comienzos del movimiento desde mediados de la década de 1960, fue
publicado en 1977 e incluye conversaciones con enormes protagonistas de esta historia: los músicos
Moris, Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Claudio Gabis, Gustavo Santaolalla,
León Gieco y Charly García, entre otros.
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Estimado lector, el cierre a la nota, se la otorga el propio
Luis Alberto Spinetta, con su tema “Los libros de la buena memoria':
El vino entibia,
sueños al jadear . . .
desde su boca,
de verdeado dulzor . . .
y entre los libros,
de la buena memoria . . .
se queda oyendo . . .
como un ciego frente al mar . . .
mi voz le llegará . . .
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