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El país centroamericano ha vivido en una constante crisis político social que nunca se resuelve ni se concreta en democracia participativa ni en mejoras de las condiciones generales de la población; ese círculo perverso en el que se da históricamente vueltas se agrava cada vez más y, se corre el riesgo de llevar al país a su colapso total: un Estado Fallido.


 Por Vienna Herrera (*)

Por séptimo viernes consecutivo miles de hondureños, autodenominados “Oposición Indignada”, salieron a las calles con antorcha en mano como señal de protesta ante los actos de corrupción que se han cometido en los últimos años en el país.

Las movilizaciones son a nivel nacional e internacional y tienen base en las protestas sociales contra el desfalco de 335 millones de dólares del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) que habría provocado la muerte de al menos 2888 personas, entre ellas once mujeres a las que se les entregaron óvulos vaginales hechos de harina que les provocaron infecciones mortales.

La demanda de la Oposición Indignada contiene tres puntos: la instalación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH); la destitución de los Fiscales General y General Adjunto del Ministerio Público, por su incapacidad para llevar a los tribunales a los corruptos, y  La renuncia del Presidente Juan Orlando Hernández por su vinculación con el desfalco del IHSS.

Estudiosos del tema aseguran que desde el momento en que se señaló el financiamiento irregular de su campaña el presidente Hernández debió renunciar; o en su defecto, el Congreso Nacional debió aprobar un decreto para iniciar el proceso de un juicio político y que el Ministerio Público persiguiera los delitos sindicados al mandatario.  

Asimismo, diversos analistas coinciden en catalogar esta situación como una crisis, aunque este tipo de circunstancias no son nuevas, ya que Honduras ha vivido en este tipo de fenómenos desde su inicio como república.

Desde la Asamblea Nacional Constituyente (1981 - 1982) las expectativas en la población era la instalación de una democracia económica, social, jurídica y política. Esto nunca se alcanzó y provocó desencanto en la población al punto que el país sufre ciclos de inestabilidad democrática.

Esto puede verse, entre otras cosas, en el absentismo electoral que según datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral alcanzó el 41.8% en las elecciones de 2013. Pero no es solo eso, también hay pérdida de confianza en las instituciones tal y como lo demuestran sondeos y encuestas de opinión altamente confiables.

El movimiento de ciudadanos contra la corrupción y el autoritarismo, liderado por la Oposición Indignada, tiene un antecedente reciente en la Resistencia Popular contra el golpe de estado de 2009. Es desde entonces que el malestar ciudadano y la protesta en las calles y otros espacios de expresión se han dinamizado exponencialmente. 

Esto se debe a que no se resuelven los factores que originan la crisis, según Victor Meza, analista social “Al final, lo que produjo con el golpe fue una población menos controlable, más crítica y más demandante. Produjo también lo que tenemos hoy: el país con los peores índices de inseguridad en América, con más pobreza y menos democracia.”

De igual manera, el analista Fabricio Herrera señala que ”El movimiento de los indignados, con un poco menos de volumen pero igual intensidad que las movilizaciones de la resistencia de 2009-2013, demuestran innegablemente y apuntan que de no resolverse la crisis de la democracia, la economía, la inseguridad y la corrupción, aún si se lograra derrotar o enfriar este movimiento, tarde o temprano se tendrían crisis similares.”
Por otra parte, desde hace 21 días se encuentra en desarrollo una huelga de hambre frente a Casa Presidencial en Tegucigalpa, que cada vez convoca a más personas. Entre los huelguistas hay 7 indígenas Tolupanes, y hace poco se integró el director del Centro de Investigación y Promoción de Derechos Humanos (CIPRODEH), Wilfredo Méndez.
Igualmente, la insatisfacción popular es notoria con el caso de la toma de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que comenzó el lunes pasado, por estudiantes que protestan contra medidas que catalogan como autoritarias por parte de la rectoría que afectan sus intereses, pero que también agregan a sus demandas las de la Oposición Indignada.
Todo esto se presenta en un contexto de amenaza de un gran paro nacional cuyo primer intento se realizará este próximo 17 de Julio. 


*Estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras

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