Regalos y cartas de amor. Arte e inspiración. Encuentros pero sentimientos desencontrados. Locura y pasión. Desesperación. Algunas de las características de "Solo te tengo a ti".
Por Marina Luz Fernández
“Sólo te tengo a ti” es una película francesa dirigida en 2002 por Lætitia Colombani, protagonizada por Audrey Tautou y Samuel Le Bihan que cuenta la historia de una joven estudiante de arte que está loca de amor por un médico cardiólogo, el cual está casado con una abogada, Isabelle Carré, a la espera de su primer hijo.
Angelique (Audrey Tatou), la protagonista, se aloja en una casa acompañada solo de pinturas y cuadros y acaba de ganar una beca para subvencionar sus estudios. Le Garrec, o Loic ( Samuel Le Bihan) es un doctor exitoso que está casado y vive con su mujer Graciel (Isabelle Carré), una responsable abogada que está embarazada.
La película comienza cuando la estudiante intenta cautivar a Loic con pequeños detalles ya que se encuentra obsesivamente enamorada de él. Se acerca el cumpleaños del cardiólogo y, a través de un casi perfecto plano entero, se la muestra a Angelique sentada en un sillón a la espera de su presencia para pasar con él ese día tan especial… pero nunca llegó. Una situación que se muestra en varios momentos de la película. Lo que a su vez manifiesta la falta de interés de Loic hacia ella.
“Solo te tengo a ti” tiene dos planos de significación como si la historia estuviera situada en diversos tiempos paralelos, muestra la ilusión y la obsesión de Angelique, capaz de hacer cualquier cosa para estar en los brazos del cardiólogo y la vida de éste que poco a poco comienza a cambiar.
La desesperación de la protagonista para hacer que su “amado” sienta lo mismo por ella, la conducen a una tensión de involucrar al espectador en un ambiente de preocupación e intriga continua.
Por ese motivo, la historia es atrapante desde el primer minuto y hace que la hora y media que la compone pase rápidamente. Introduce a su público en una permanente interrogación con los protagonistas de la película que, a su vez, se confunde con engaño. Lo que produce que no pueda dejar de verla y anhele saber cómo termina.
Una situación que promete pasar a diversos sentimientos en momentos que parecen ser sólo uno pero luego se convierten en otra instancia que involucra nuevas emociones, con planos enteros que caracterizan los momentos y los protagonistas: La vida de Angelique y su arte es distinta a la vida de Loic y su ambiente de trabajo en una clínica. Por lo tanto, los planos que la introducen a ella, son relacionados con una pasión acentuada seguida con una serie de colores cálidos, mientras que en los planos donde se lo muestra al doctor se articulan a un ambiente de colores fríos que conducen a “estructurar” la situación marcando más la diferencia entre uno y otro.
Con respecto a cómo se estructura esta película, es claramente una historia diferente de amor a la que se acostumbra a contar. Porque va más allá de mostrar estrictamente el género romántico, justamente lo que la hace original es el tratamiento de cómo está realizado su montaje. Son historias paralelas que convergen en un punto dando como consecuencia un final descomunal. Que se espera y a su vez que no se espera.
Parece que así lo quiso Lætitia Colombani, la directora de la película, sin pensar que en el mismo año de terminar con la realización de “Solo te tengo a ti” iba a ser nominada en el festival Valladolid por esta magistral producción. Años más tarde produce “Mes stars et moi” y ahí se puede encontrar la similitud de las dos historias al contar la vida de un hombre que está fascinado con tres actrices hasta llegar al punto de su acoso. El amor, y la obsesión están latentes en las obras de Colombani.
La película tiene un título perfectamente elegido, porque connota la argumentación de la protagonista al accionar en cada situación que caracteriza la historia y consecuentemente dirigen un final que, a su vez, conlleva a una interpretación del público y a preguntarse hasta qué punto Angelique es capaz de llegar para estar al lado de Loic.
Alguien dijo una vez que estar solo no duele, pero sentirse solo es otra cosa.
El espectador culmina la película con una pregunta que sólo va a ser respondida por lo que él sintió, pensó e imaginó a lo largo de la historia… realmente… ¿Angelique es consciente de sus actos?
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