Durante la crisis argentina
de 2001 comenzaron a cerrar fábricas de todo el país y, los trabajadores, decidieron
hacerse cargo de las mismas. Ocupar, resistir, producir es la voz del
Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, que se alza a más de 190 empresas
El paso de obrero a dueño para recuperar el trabajo, a través de las cooperativas, está matizado con historias de valentía
Por
Eugenia
Rocco
Mariano Baccaro, profesor de Economía y licenciado en
Relaciones Internacionales de la
Universidad del Salvador, habló sobre la crisis del 2001 y
como ésta afectó a las fábricas. En 2001 la tasa de desocupación era de
aproximadamente el 17% sobre la población económicamente activa, cuando estalló
la crisis, y en mayo de 2002, alcanzó el 21%. Esto sin contar la subocupación.
‘’Las fábricas
ya venían mal porque la convertibilidad mantenía un tipo de cambio bajo y la Argentina era cara’’,
comentó Baccaro. ‘’Eso hacía que fuera más conveniente producir en Brasil o
Chile, además que importar era mejor que producir’’ agregó.
Por ende, cerraron muchísimas fábricas y las grandes
se fueron a los países vecinos. Con la salida de la convertibilidad esto
cambió. En esa época los únicos gremios que sobrevivían a la crisis eran los
del sector de servicios, el resto se movilizaba en protesta porque cerraban las
fábricas. Trabajadores y empleadores pequeños encontraron una salida en unirse
mediante cooperativas. Incluso la cultura del trueque apareció como una
variante.
El gobierno de Fernando
De la Rúa no
hizo nada para salir de la crisis salvo intentar un mega canje de deuda, bajar
salarios y jubilaciones profundizando la recesión, que terminó en default.
Con Eduardo
Duhalde, se salió de la convertibilidad, devaluó y logró reactivar la economía
mediante las exportaciones, turismo y el consumo. El no pago de la deuda
externa trajo alivio fiscal. Argentina pasó a tener superávit fiscal y
comercial. Ayudó el alto precio de las materias primas que exportamos.
Citrus Argentinos es una cooperativa que se conformó en
2005, en la localidad de Lanús. Surgió por la iniciativa de más de 30
trabajadores que decidieron continuar con la fabricación de jugos Suin.
Llegaron a tener tres plantas distribuidas en Dock
Sud, Barracas y Lanús con 365 trabajadores, pero a mediados de la década de los
90 y del 2000 se desencadenó la crisis que dio lugar para que los obreros queden
a cargo de la fábrica.
"La solidaridad y el protagonismo obrero, permitió recuperar la dignidad del trabajo", sostuvo Mariano Baccaro, profesor de Economía y licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador.
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