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El comedor infantil “La sonrisa de los niños” está ubicado sobre la calle Ramírez al 4900, de Rafael Calzada, y le otorga el almuerzo y asiste con actividades recreativas cada día, a 180 niños de la zona

"Tenemos nenes que vienen con sus amiguitos y les dicen también a sus vecinos que a su vez son otros cinco o llevan comida para siete"

Por Maite Paprocki

Si bien a lo largo de su historia el comedor tuvo varios encargados, actualmente es Susana Torterola la que ocupa ese cargo y que, junto a sus hijas y trabajadores ad honorem, llevan adelante el proyecto desde hace casi 10 años.

Los niños almuerzan y realizan actividades de lunes a viernes, todos los días del año. Sin embargo, desde sus comienzos, el comedor decidió que los mismos reciban viandas para llevar en invierno, mientras que en verano pueden quedarse a comer dentro del instituto.

Pudimos dialogar con una de sus hijas y la cocinera del comedor, Susana Rodríguez, de 31 años, quien nos comentó acerca de la situación actual del comedor y lo difícil que se torna a veces la convivencia con las familias.

¿Cómo se abastecen de alimentos para tantas personas?

Parte de la comida viene de lo que es municipio y otra parte de un plan que tiene el comedor, que en realidad es de nación, pero no entra todo lo que nos correspondería. Hacemos magia, como todos. Pero comer, los chicos comen. Al principio nuestra prioridad solo eran los chicos, abuelos, y embarazadas, ahora es la familia entera.

Hoy en día, como está todo, no le negamos la comida para la mamá, para el papá ni para nadie. Tienen que comer todos, sea como sea. Antes solíamos hacer 10 kilos de fideos, y hoy por ejemplo tuvimos que hacer 15 porque no solo se acercaron más chicos sino que ahora vienen familias enteras. Tenemos nenes que vienen con sus amiguitos y les dicen también a sus vecinos que a su vez son otros 5 o llevan comida para 7.

A veces que no tenemos mercancía, y nos limitamos a dar viandas solo tres veces a la semana. Lo poco que hay se cuida, pero también tratamos de no llegar al extremo de tener que cerrar o negarle la comida a la gente.

¿Cómo es la relación con los vecinos?

Con tantos años acá hemos pasado millones de cosas. Existen personas que están agradecidas con nosotros, y otros se enojan porque encima le estás damos poco… pero bueno, nosotros priorizamos darle de comer a todas las familias que se acercan, y sabemos a quienes les vamos a dar la comida porque realmente lo necesitan y le llenamos el tupper por más que solo te pida para uno, pero también sabemos que algunos nos piden para tres, pero vamos a la esquina y la comida se la está comiendo el perro. Con el tiempo conocemos quién necesita y quién no.

 Así como vienen niños acompañados por sus familias, otros chicos vienen solos, y tienen mil problemas en su casa o con sus familias. Mamás que fallecieron, tíos borrachos que tienen que hacerse cargo, maltratos…

¿Se acuerda de algún caso en específico?

Tenemos el caso de los Coronel. Ambos padres van a trabajar a capital, y llevan a sus hijos sin importar la edad que tengan. Antes ellos le decían jugar, pero ahora que están más grandes saben que repartir tarjetitas en el tren es trabajar.

En su momento salían los padres con algunos parientes más y les robaban a los pasajeros en Constitución, anillos, cadenitas, celulares, todo lo que se pudiera esconder en la boca o entre la ropa de los nenes, por si la policía los agarraba. No revisaban a los nenes, y los padres quedaban salvados, por así decirlo… pero el nene iba a jugar!

¿Los chicos concurren al comedor?

 Si, y a veces venían descalzos. Yo me desvivo por ellos, me voy a buscar ropa y zapatillas a cualquier lado, aunque sea de mis hijos, y mis hermanas también. Vienen en short aunque sea pleno invierno, los vestimos y al otro día vienen igual de desnudos. Cuando les preguntamos qué hicieron con la ropa te pueden llegar a decir: “mi mama la tiró” o “mi mama la vendió”.

¿Y alguna vez tuvieron problemas con los padres?

Nunca nos enfrentamos, pero nos pasó una vez, que venían los nenes a pedir comida para el hermanito que quedó en la casa con sus papas. Nosotros los conocemos, y sabíamos que no tenían un hermano más chico, y menos iba a quedarse en la casa con sus papas. Decidimos no llenarles el tupper y dejar que coman acá en el comedor.

Me acuerdo que fue el hermano más grande el que hablo por sus padres, porque al otro día volvió todo golpeado, lastimado, porque ellos comieron y los padres no. Desde ese día tratamos de darle algo siempre, para evitar que los Coronel maltraten a sus hijos.

¿Pudieron intervenir de alguna forma?

Si, pero es difícil con el caso de los Coronel. Ya no tratamos de buscar alguna solución por miedo a que llegue a pasar algo con los chicos. Además, una vez logramos que una asistente social fuera hasta su casa pero, no me preguntes como, ellos sabían de la visita y la recibieron de punta en blanco. No es imposible, pero es difícil.

Tenemos un caso que tratamos con la Fundación CILSA, de una señora que tiene un hijo de unos 17 años, que la maltrataba, se drogaba en su casa, no la dejaba tener ningún tipo de intimidad y muchas situaciones más que la madre soportaba y que nos dio lugar a intervenir. 

Logramos desalojarlo de la casa pero al tiempo volvieron a convivir. Nosotros nos metemos, nos involucramos, ayudamos y hasta logramos resultados buenos, pero todo vuelve atrás y el trabajo termina siendo en vano, no en todos los casos obvio, pero la mayoría. Siempre buscamos ayudar como sea, y brindar soluciones a quienes sabemos que nos necesitan.

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