Se cumple el sexto aniversario de la Universidad Nacional de Avellaneda y COEMU te trae un fragmento del libro “Del Mercado
a la Universidad”, donde los protagonistas son los trabajadores y vecinos de la
zona. Hoy, repasamos la historia de Miguel Aloi y su puesto de frutas y verduras
Miguel Aloi fue un ex trabajador del Mercado de Abasto y en una
entrevista relató sus vivencias en aquel lugar, cómo era la relación con los
clientes y su asombro de saber el cambio de edificio, que pasó de un
centro comercial de verduras a convertirse en una Universidad pública en 2011.
En los años 50´ Miguel contaba con dos puestos de frutas y verduras que
funcionaron hasta 1999, sabiendo que tenían contrato hasta 2033 y que el
Mercado debía funcionar.
-¿Qué pasó?
- En el 99´ Cacho Alvarez
se apoderó de la escritura del Mercado a nombre de la Municipalidad. Eso lo
manejó todo él. Decía que nosotros no pagábamos los impuestos.
En ese momento, Miguel muestra todas las boletas pagas desde el primer a
último día.
No todo era un sabor amargo para Miguel, también quedaron los recuerdos
de la relación con los clientes: "Por ejemplo, venías vos que no te
conocía y te llevabas un kilo de manzana era una compra de palabra, de
confianza. Algunos pagaban y otros no".
Con el correr de los años y con las transformaciones de edificios, en la
entrevista Miguel queda sorprendido en el momento del cual se entera de que
aquel lugar, dónde pasó gran parte de su vida, no fue derrumbado sino que, se
transformó en una casa de estudios: "Es lindo que Avellaneda crezca y
cuente con una Universidad", agregó.
Hoy en día Miguel obtiene su jubilación y, al mismo tiempo, recibe
mercaderías y remedios gratis todos los meses. Una vida dedicada al Mercado,
con un final amargo por su desenlace pero con la alegría y satisfacción de
haber compartido sus años, su vida junto a él.
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