Sao
Paulo es la primera metrópoli de América y centro financiero de los brasileños,
conocida como la mejor ciudad para hacer negocios. Coemu recorrió las calles
del centro capitalino, como así también algunos de sus puntos comerciales y
turísticos más visitados, con una perlita: un negocio que escapa a las lógicas tradicionales de venta.
Por Marcos Carvallo
La octava ciudad más grande del mundo tiene varias
caras a la hora de presentarse. El día puede estar cálido y despejado, pero con
el transcurrir de las horas tal vez la temperatura descienda y durante la noche
es muy probable que se largue algún que otro chaparrón. En la Av. Paulista -una
de las principales del centro capitalino-, quien camina puede cruzarse a una mulher (mujer) vestida al último grito
de la moda europea y seguidamente a una menina (niña) descalza pidiendo dinero para
comer. Un cuadro que se repite de manera fluida.
Esta avenida mantiene una alta cantidad de transeúntes
tanto de noche como de día; es como un hormiguero gigante y las obreras
transitan constantemente. En esta arteria se ve un abanico de imponentes
edificios, iglesias, bancos, universidades, y muchos centros comerciales. El paisaje
arquitectónico cada tanto es repentinamente interrumpido por un parque tupido
de frondosos y verdes árboles.
En el lienzo capitalista, a lo largo del trayecto a un
costado de la acera, están ubicados de manera ordenada y respetando el espacio
peatonal, los hippies. Este “grupo de resistencia al neoliberalismo” (según se
puede escuchar en sus discursos al pasar por esa cuadra), recibe a los
“consumidores”, al grito de “irmão” (hermano) y con un tono casi de
coacción, invitan a la compra en su alfombra. Esta última es lo
que delimita el espacio comercial que ocupa cada militante antiimperialista
dentro del territorio capitalista.
En ese contexto, está la cuna del arte, la edificación
del Museo de Bellas Artes de Sao Paulo (MASP). Según la web oficial, “el
edificio se proyecta como un contenedor de arte que debe dinamizar culturalmente
la zona donde se implanta”.
Con una arquitectura simple, dice comunicar de
inmediato aquello que en el pasado se llamó monumental, instando el sentido de
lo colectivo. El edificio literalmente está suspendido a ocho metros del suelo,
dejando así la planta de abajo totalmente libre, apoyado sobre cuatro pilares
entrelazados por dos gigantescas vigas. El resto del edificio no dispone de
paredes, solo un ancho grosor de vidrios
panorámicos. Posee alrededor de 8.000 piezas, en su mayoría occidental, desde
el siglo IV antes de Cristo hasta nuestros días.
El MASP está considerado como el museo de arte más
importante en Sudamérica, ya que tiene la colección más opulenta y completa. En
él se exhiben obras de Rafael, Bellini, Andrea Mantegna y Tiziano, de la
escuela italiana. Las alegorías de las Cuatro estaciones de Delacroix y algunas
otras pinturas, también se pueden disfrutar del singular estilo Renoir, Monet,
Manet, Cézanne, Toulouse-Lautrec y Van Gogh, Gauguin y Modigliani, el toque
español está representado por Goya, Velázquez y otros varios exponentes de la
pintura y el arte.
Más allá de las obras y el ensueño que uno parece
transitar mientras recorre sus pasillos, la vista a través de sus ventales dan
el toque final, la estratégica ubicación entre la avenida Paulista y la 9 de
Julio exhiben su mejor cuadro, el crecimiento económico y arquitectónico,
pasado y presente en un solo punto. El visitante pueda elegir dónde poner la
mirada en el centro viejo o el centro nuevo de la ciudad.
No ha de sorprender si después de caminar de la mano
de las ninfas pintadas por Delacroix, se pase a una realidad. El
espacio libre en su planta, actualmente sirve como punto de encuentro de diferentes manifestaciones
que se dan con más frecuencia en dicha ciudad.
Los reclamos suelen copar tanto la entrada como todo
el predio del MASP, como punto de partida. En una estruendosa marcha, caminan al
lugar donde depositarán sus reclamos. Al igual que otros países
latinoamericanos, en estos movimientos priman la lucha por una vida digna,
mejoras salariales o temas como la igualdad, la educación, impuestos y / o
violencia de género, o todo aquello que se considere un problema público.
Algo resaltante es la solidaridad entre protestantes,
en un reclamo pueden unir fuerzas y sociabilizar, trabajadores bancarios junto
a agricultores sin tierra, aunque cueste trabajo pensar en que podrían tener
sus demandas en común.
Alejado del masivo vaivén de gente, ocupada en hacer
reclamos, turismo, o simplemente trabajar e incluso tal vez mendigar (esto
siempre dentro del horario de oficina), a pocas cuadras de ahí, está la zona considerada
como lo mas “Chic”. Según la mayoría de los paulistas, la calle Oscar Freire -ubicada
al este, en el barrio Cerqueira César-, también denominada como la región alta
de Sao Paulo y conocida como Jardins (jardines),
cuenta con la fama de ser el punto de comercio más elegante de la ciudad.
Su esplendor recorre unos 2600 metros. En esta franja selectiva preponderan los
comercios y casas internacionales.
Extrañamente, cual cuento de hadas pareciera tener un conjuro mágico. Las
marcas pueden ser tan famosas como ostentosas, desde un Tommy Hilfiger Diesel, Le Lis Blanc, Christian Dior, hasta un Louis
Vuitton, Bulgari, Cartier, Giorgio Armani, Versace, entre otras tantas.
En estas tiendas uno puede rodearse de esbeltas y
hermosas vendedoras, carentes de simpatía y paciencia para aquel que escatima
en gastos, pero con un ego tan alto como los precios de sus prendas.
La calle Freire, es considerada una de las ocho calles
más lujosas del mundo y uno de los iconos de la moda. Tal vez no sea casual que
Jardins, fuera elegido por la
multimillonaria griega, Athina Onassis
para vivir; según vecinos vive felizmente junto a su familia. En este radio
además de la moda en el vestir, también se puede encontrar lo último en
restaurantes y bares o una mezcla de ambos en un bistró.
Pegado a Jardins y al igual que muchas ciudades
importantes del mundo, existe un territorio para los bohemios, aquel lugar
donde los artistas florecen y ofrecen su talento a los visitantes, en este caso
a los de Vila Magdalena. Junto a sus
cafeterías, restaurantes y bares se suman sus coloridos murales, ellos alegran
la caminata durante el trayecto por sus callejones. Estas se van cruzando cual
laberinto de colores. Vivir en esta zona es lo más “cool”.
En este lugar existen trabajos artísticos tan buenos,
que es el lugar elegido por muchas publicitarias para filmar o tomar fotos, sin
dejar de lado a las flamantes adolescentes que deciden hacer aquí la sesión de
fotográfica para la fiesta de 15. Un ritual común en la región sudamericana,
donde cada niña al llegar a esa edad es presentada como mujer ante la sociedad.
En la línea de lo más “cool”, dentro de la
zona actualmente el Preto Café, se lleva todas las atenciones. Está ubicado en el
barrio Pinheiros, un distrito con el mismo nombre en la ciudad de Sao Paulo y
también limita con Vila Magdalena.
Esta cafetería tan peculiar, ha conseguido llamar la
atención de muchos paulistas, tanto el slogan del lugar:
“No vendemos café pasteles, o tortas, por favor no
insista”
Como su política de trabajo han conseguido ser el
comentario del momento. Aquí, nada está a la venta, ¡¡no hay precios!! Pero uno
puede sentirse libre de pedir un café, así
también algo para acompañarlo y disfrutar del espacio.
Los idearios de este
llamativo negocio proponen un pacto con los clientes, mantener el lugar
abierto. Para ello dejan la planilla de costo al descubierto, exhiben cuánto
recaudaron, cuanto les falta para cerrar el mes; y cuanto falta para cubrir
todos los gastos.
El público puede acceder a este documento sin pedirlo
y por supuesto donar la cantidad que piensa que vale lo consumido. Dentro del
local existe una urna y a lado una maquina procesadora de tarjetas de crédito,
de esta forma las donaciones pueden llegar de cualquier manera. En cuanto al
salario y de cómo obtienen ganancia, decidieron una tarifa que creen justa,
mientras puedan conseguir un poco de dinero, que pague por las horas trabajadas
y sea dentro de una “razonable escala salarial como cualquier persona
trabajadora” (Unos 2.000 dólares).
Está claro que la ciudad ofrece muchos puntos más para
recorrer y disfrutar, eso siempre y cuando se disponga del capital o fondos
suficientes para trasladarse y moverse dentro del territorio. Aun así la
televisión siempre puede ser una compañía interesante. La grilla de
programación ofrece programas con altos contenidos informativos, culturales, y
sobre todo internacionales, para los brasileños pareciera ser muy importante
saber que está ocurriendo en el mundo.
Más allá de las conclusiones que uno puede llegar a
tener o tal vez criticar, San Paulo es
considerada sostén económico de todo el país y no cabe duda de que si algo maneja
y tiene claro es como hacer negocios.
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