Las decisiciones acertadas que tomó la agrupación
liderada por Nicolás Sorín, en su ascendente carrera, quedaron plasmadas con
creces durante la fecha que protagonizó en el teatro Vorterix
"Una
línea de vientos huracanados se transformó en una marca distintiva"
Por Federico D'Auro
Durante la hora y media de un show que fue intenso y
estuvo cargado de emociones, también sonaron los temas de su primer disco,
denominado Monster. En un ámbito donde la información y la comunicación están
al alcance de la mano, Octafonic supo generar la banda de sonido para esta
época con músicos que provienen de la escena del jazz y otros del rock.
Completan este octeto de 9, Cirilo "Chibi"
Fernández en bajo y contrabajo, Ezequiel
"Chino" Piazza en batería, Juan Manuel Alfaro en saxos y clarinete,
Francisco Huici en saxo y banjo, Leonardo Paganini en saxo, Mariano
"Tano" Bonadío en percusión, Hernán Rupolo en guitarras y la reciente
incorporación de Leo Costa en teclados.
A las 21:30, con una escenografía que recuerda a un
mar de lienzos y medusas blancas, aparecieron los Octafonic, en todo su
esplendor y nivelados estéticamente para comenzar con “Welcome To Life”. Generaron
así, desde el principio, los climas y texturas característicos de la formación.
La pista comenzó a calentarse al momento de los electro beats bailables de
“Mistifying” a cargo del Tano Bonadío.
Una vez más quedó reafirmado que esta música suena
mejor en inglés y convirtieron la voz de Nico en un instrumento armónico
gracias a los efectos producidos en vivo, por el mismo el set list, mezcla
canciones de ambos discos donde la sección de vientos van huracanando todo el
asunto.
Al promediar el concierto, Hernán Rupolo supo
improvisar una serie de reefs mostrando su lado blusero generando un break al
resto de la banda para encarar el último tramo. Lula Bertoldi, guitarrista y
vos de los Eruca Sativa, subió y sumó su voz en
“Slow Down” tal cual la versión original, y generó uno de los momentos
clave del concierto.
Párrafo aparte para quienes completan de forma
esencial el equipo, Rocío Pradines comandando la bestia desde la consola y a
Patricio Tejedor quien transformó las luces en una real protagonista.
Entonces si lo que buscas es Funk, Rock, Heavy, una
línea de vientos huracanados y una performance intensa, entonces Octafonic es
lo que necesitas.
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