En el marco de la primera edición del Rethink Fashion
en Argentina, varios diseñadores locales expusieron sus creaciones de moda
sustentable y ecológica, con el objetivo de visibilizar sus modos de producción
y la transparencia en la cadena textil
Las jóvenes diseñadoras buscan concientizar sobre la ecología en la Argentina
Por Lucas Damiano
El Centro Metropolitano de Diseño ubicado en Barracas, fue el epicentro de
un encuentro entre emprendedores, marcas y asociaciones ecológicas que
apostaron desde hace varios años por una industria más justa. Desde folletos
reciclados con agregados de semillas para luego ser plantados hasta tejidos de
lino, algodón, entre otros materiales naturales, nobles y atemporales fueron
expuestos en el evento luego de ser empleados artesanalmente por manos de
trabajadores dignos que apuestan y revolucionan la industria de la
indumentaria, desde la conciencia, la ética y responsabilidad con el entorno.
Mailén Calvo, emprendedora en diseños de autor, creó un proyecto
hace ya dos años con la particularidad técnica de trabajar con diferentes
plásticos descartables. “Mi material parte de la fusión con calor de diferentes
plásticos, utilizo muchísimo los sachet de leche entre otros tipos de
envoltorios, y se logra un material impermeable, aislante del calor y liviano;
entonces puedo crear abrigos, pilotos, chalecos, también carteras y mochilas
sin utilizar cueros ni otros géneros sintéticos como la cuerina”, y agregó: “lo
que trato de hacer en este tipo de reciclado, es optimizar los procesos
para no consumir recursos de más, la idea es no desperdiciar”.
La diseñadora contó que fue todo un proceso lograr interiorizarse e
incursionar en materia ecológica para poder aportar algo diferente dentro del
mercado local. “Inicialmente comencé desde un lado más espiritual, conecté
mucho con esa parte y sentí que el resto de los aspectos de la vida debían
seguir esa coherencia”, recordó la diseñadora.
Su trabajo, además, va más allá de la confección de prendas sustentables.
El proyecto Mailen Calvo Conciencia,
según relató la diseñadora, invita a cada cliente a involucrase y colaborar en
el reciclado de los plásticos que se utilizan luego para la confección de sus
prendas y accesorios.
“Empecé con mi familia, luego se sumaron amigos, clientes y se creó una
especia de círculo productivo que se retroalimenta entre productor y
consumidor”, e indicó que a pesar de que muchas empresas cooperan con la causa,
es primordial que la comunidad genere los hábitos en la diferenciación de los
residuos y que “no quede simplemente en comprar una prenda sustentable”.
Pigmentos naturales
Otra diseñadora conocida dentro de la matriz ecológica emprendió, también
hace dos años, el proyecto que lleva su nombre, Carla Andrea. Ella en cambio, elabora las prendas a partir de
materiales nobles de origen nacional, lo que le permite aplicar un tratamiento
textil vinculado al teñido orgánico, con pigmentos naturales como piel de
cebollas, hojas, corteza de árboles, y cochinilla.
“No usamos pieles, textiles ni tintes que impacten sobre la tierra,
como lo suelen hacer las grandes empresas de ropa. Si bien nosotros trabajamos
a otra escala, nuestros procesos son muy lentos y cautivantes lo que hace de
cada pieza un trabajo único, porque los colores no son replicables nunca”,
comentó.
Todos los diseños además tienen la particularidad de tener sellada la
impronta personal de cada individuo que estuvo detrás de las prendas. Esto,
según declara la autora de la firma, hace pensar que las elaboraciones son más
caras en comparación con la ropa convencional que se vende normalmente en los
comercios. Sin embargo, aclaró que, en relación a los costos, la durabilidad de
los diseños y el valor del trabajo, la moda sustentable puede tranquilamente
competir con el resto de los productores en el mercado.
“Una campera nuestra te puede llegar a durar más de 10 años,
mientras que las comunes entre 2 y 3. Termina siendo más económico comprar a
largo plazo un diseño de moda lenta y de buena calidad”, sostuvo Carla.
Ambas jóvenes coincidieron en que el cambio y la relevancia de la moda
ética en el mundo fashion comenzó a dar sus primeros pasos acertados en
Argentina. Carla puntualizó: “como país estamos justo con la tendencia y
tenemos que aprovechar este auge. Somos varios los que venimos pensando en este
cambio”, y concluyó: “no creo que deje de existir igualmente la industria del
cuero, y más aún con la cultura del país y la influencia industrial sobre este
material. Nuestra misión es educar desde la ética y decimos basta del maltrato
humano en la cadena de producción, basta de utilizar cueros y pieles de
animales, y basta del fast-fashion que contamina el medio ambiente”.
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