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La pasión y el negocio del fútbol, la cotidianeidad de Remedios de Escalada y las relaciones de pareja son los abordajes principales de una producción que merece pensarse desde la complejidad.



Por Santiago Giorello


Adrián Biniez dirige “El 5 de Talleres”, una proyección cinematográfica de cien minutos que propone atraer a los espectadores desde el deporte más popular del mundo, pero que pretende indagar problemáticas comunes como el amor, la educación, el trabajo y las proyecciones a futuro.

Esteban Lamothe -El Patón, en la pantalla- es un jugador del ascenso que duda por su retiro luego de una trayectoria que le ha servido para mantener un nivel de vida aceptable, lejos de los enriquecimientos desmedidos del negocio del fútbol. Emblema de Talleres de Remedio de Escalada, tensiona con directivos los salarios de sus compañeros, de esa  “fantástica corporación del silencio”, como expresa el periodista Ezequiel Fernandez Moore.

El fútbol es un condicionante en las relaciones sociales, donde la pareja del “Patón” -Julieta Zylberberg- busca contener y motivar al jugador para que piense horizontes posibles luego del fin de ciclo en el deporte. 

Es la escuela la primera institución que aparece como modeladora de futuros posibles para insertarse en el mercado laboral, en un contexto donde el programa FINES desarrolla políticas especiales para aquellos que no pueden recurrir a horarios normativos de instituciones formales.

En la proyección se difunden escenarios del conurbano clasemediero, y una pareja treintañera sufre los condicionantes de un deporte que incide en la rutina diaria, porque es el fútbol el que da vida útil a sus ejecutores visibles. “Los empresarios lo compran, lo venden, los prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está”, expresa el uruguayo Galeano en el Fútbol a Sol y Sombra.

Por otro lado, se puede observar la heteronormatividad como eje que impone condiciones en los micromomentos del fútbol y la vida privada. Es la mujer desde un rol secundario quién acompaña a lo largo de la proyección las dudas de su pareja.


La producción audiovisual no sólo se ha podido ver en el cine comercial sino también en el estatal, a precios populares, y da esperanzas a futuro para encontrar realizaciones similares en contextos de fomento al cine nacional. 

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