Carlos
Berenze es docente universitario y coordinará el programa COEMUNDO, que
empezará este viernes de 17 a 19 por Radio UNDAV, FM 90.3 mhz. En una entrevista
para Coemu Digital habla de su trayecto profesional, donde ha ejercido en
cárceles y diversos sectores marginales.
Fotos: Sol Giordani (Coemu Digital)
Por Florencia Fico y Nahuel Alejandro Iribarren
Carlos Berenze trabaja en la
Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Nacional de Avellaneda como docente,
reside en la capital de la provincia, tiene tres hijos y un componente afectivo
por la ciudad de Berisso, aquella que lo albergó en los primeros años de vida.
Discutidor en su juventud en ciclos
de Cine Debate, desde joven los directores como Bergman, Zanussi y Polanski
encendieron su curiosidad en el intercambio de grupo y las ganas de involucrarse
con la enseñanza. “Aprender haciendo, es entre todos”, comenta Berenze, quién lo
trasladó en su estilo de vida, con más de cincuenta años en su haber.
El comunicador señaló, por un lado,
su paso como profesor de talleres en sectores marginales del conurbano, también
relató cómo lo sostiene y conmueven sus estudiantes sin temor a perder
autoridad. Por el otro, contrastó las realidades como educador tanto en
ámbitos académicos como en talleres en cárceles, pueblos originarios y zonas
rurales.
Por último, su rol de acompañamiento
en el programa Coemundo, donde cada
emisión comenzará por contar la situación de un país de Latinoamérica con
tópicos de actualidad y su música; luego retornará con el hoy en día de la zona
sur bonaerense y del país.
En un aula de la UNDAV
¿Cómo fue su
comienzo en la docencia y qué lo motivó?
Arranqué desde talleres que hacía
en sectores marginales del conurbano, en Villa Itatí, Azul (Quilmes). Me fui a
Tucumán y lo seguí haciendo en villas, concretamente del Gran San Miguel, a
partir de ahí empecé a recorrer el país, dando clases a etnias, campesinos, pueblos
originarios. Creo que fue casi natural. No hubo algo que me motivara, de un día
para el otro me encontré dando clases. Siempre tuve inclinación por todo lo que
sea el arte y la comunicación.
En la cárcel
donde brindó talleres hubo historias que lo conmovieron. En el aula de una
universidad ¿Le pasó algo similar?
Un montón. Me conmueve el entusiasmo, me moviliza la
pasión de los estudiantes y darme cuenta que las cosas que motivan a los
alumnos son las mismas que comparto, porque esto es mi vida y me emociona. Me
las guardo en el corazón y es gratificante. Yo no tengo el pensamiento que
tienen muchos de pensar que estoy preparando a alguien que va a ser mi
competencia.
Taller de Radio con comunidad mapuche en Neuquén
¿El profesor
debe adaptarse al estudiante?
Se da espontáneamente esa adaptación.
Vos vas caminando y ves que toda la gente adelante tuyo se va agachando, no
sabes que va haber adelante pero por si las dudas te agachas porque si no te la
das con algo en la cabeza. No implica
seguir al rebaño, pero si adaptarse al momento de la situación. No es lo mismo dar la clase acá que por ejemplo dar clases en la cárcel. Pero las
temáticas son las mismas, aunque el tipo no se va a la casa y yo
sí me voy a mi casa. La palabra libera e implica el decir acá
estoy yo y soy esto.
¿Qué va a
ser Coemundo?
Un producto de alta calidad técnica,
artística y de contenido. Entre todos vamos cuidando un producto que no puede
salir mal. Es un trabajo colectivo. El rol mío es de acompañamiento. La radio
puede producir magia, es el mundo de la imaginación. Somos laburantes y
creativos.
"Coemundo está integrado por un colectivo de estudiantes y docentes", señaló Berenze
En lo curricular es invaluable y pesa
muchísimo, va a salir por el aire de una Universidad Pública y con mucho apoyo.
Coemu es fundamental para que se pueda expresar absolutamente la creatividad y
la riqueza que tienen ustedes como estudiantes y futuros profesionales para poder mostrar la cosa desde otro
lugar, desde un espacio más rico y mucho más interesante para el otro, que implica el sonido, la imagen, el mundo que lo
crea.
La superproducción que nos podemos hacer en la cabeza no la hace
Hollywood con billones de dólares, y eso lo hacemos desde la voz, el sonido,
las palabras y el silencio.
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